tag:blogger.com,1999:blog-29034515251771967022023-11-16T05:06:08.375-08:00Poetas del MarAbrid este libro, en el fondo de sus páginas se ve el marUnknownnoreply@blogger.comBlogger18125tag:blogger.com,1999:blog-2903451525177196702.post-75027807322359472282010-10-08T08:01:00.000-07:002010-10-08T08:04:58.494-07:00Antología de Poemas del Mar<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEitUfIHTOQYh4_fpq8qc4fBJ05UralvsH9MpD1S6n26NmGZI66JqYWXHBC6_d9zI4RzBqnFtvTtwGKCaK2g-4FdTYTIQ-SVZJdhLdsY2hRiSJkeo2H2RyA3L0wvzff0FKCJN1M8XWtgHHw/s1600/hoja+primera.jpg"><img style="margin: 0px auto 10px; display: block; text-align: center; cursor: pointer; width: 400px; height: 289px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEitUfIHTOQYh4_fpq8qc4fBJ05UralvsH9MpD1S6n26NmGZI66JqYWXHBC6_d9zI4RzBqnFtvTtwGKCaK2g-4FdTYTIQ-SVZJdhLdsY2hRiSJkeo2H2RyA3L0wvzff0FKCJN1M8XWtgHHw/s400/hoja+primera.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5525690867364264242" border="0" /></a><br /><div style="text-align: justify;">Salió publicada y está distribuida en España, la Antología de Poemas del Mar donde el editor de El Mar de los Poetas, Fesal Chain, participa con el "<span style="font-style: italic;">Poema en prosa basado en La Isla de los Muertos de Arnold Böcklin, con música de Rachmaninov"</span>, el autor agradece a Mila Pérez Villanueva de España y al poeta Gabriel Impaglione de Italia.<br /></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2903451525177196702.post-47524106104352447322009-07-28T17:55:00.000-07:002009-07-28T17:58:16.554-07:00Escribir el mar, por Juan Cameron<h3 style="text-align: center;" class="post-title entry-title"> <span style="font-style: italic;font-size:85%;" >Prólogo del poeta de Valparaíso, Juan Cameron, a la Antología "El Mar de los poetas", próxima a aparecer bajo el sello de Ediciones Calíope.</span><br /></h3> <div style="font-weight: bold;" class="note_title"><span><br /></span><div style="text-align: center;" class="photo photo_none"><div class="photo_img"><a href="http://www.facebook.com/photo.php?pid=347013&op=1&view=all&subj=113446551635&aid=-1&auser=0&oid=113446551635&id=1621646917"><img src="http://photos-f.ak.fbcdn.net/hphotos-ak-snc1/hs135.snc1/5773_1136373902490_1621646917_347013_7904836_n.jpg" alt="" class="" onload="var img = this; onloadRegister(function() { adjustImage(img); });" /></a></div></div><br /></div><br /><div style="text-align: justify;"><span style="font-size:100%;"> Hugo Montes lamenta la falta de antologías temáticas en nuestro país justamente en el prólogo de <b style=""><i style="">Los poetas del mar</i></b>, selección publicada por <st1:personname productid="la Editorial Andr←s" st="on"><st1:personname productid="la Editorial" st="on">la Editorial</st1:personname> Andrés</st1:personname> Bello en 1978. Con acierto el recopilador de <b style=""><i style="">El mar de los poetas </i></b>nos presenta aquí más bien a autores vinculados a la imagen, o por semejanza, al inmenso océano que -para quienes nos ha acompañado desde la infancia- posee más que un motivo simplemente estético, una fuerza metafísica determinante y esencial. Es en esta comunión donde establezco como lector el afán de Fesal Chain por reunir en un solo cuerpo el trabajo de autores de tan distinta índole u origen y, al mismo tiempo, tan vinculados a esa monumental idealización. <o:p></o:p></span> </div><p class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt; text-align: justify;font-family:arial;"><span style="font-size:100%;">En tal sentido el mar se torna en ese mundo otro, distante aunque siempre presente, que va junto a nosotros como ese valor opuesto justificado en el reflejo que nos da razón y existencia. El mar es un querer ser, un permanente imaginario percibido en la piel a cada instante. Por obra del recuerdo o de la palabra ha sido destinado a construir, en definitiva, un texto para acunarlo en toda su intensidad. Pero no lo poseemos, ni siquiera somos parte de aquel. A su lado, por un breve instante se nos entrega para cargarnos después con su infinita nostalgia; nada más. <o:p></o:p></span></p><div style="text-align: justify;"> </div><p class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt; text-align: justify;font-family:arial;"><span style="font-size:100%;">Doce autores responden por su vinculación hacia este elemento en el presente trabajo. <b style="">Julio Silva</b> lo habita en el recuerdo junto a las imágenes de la infancia y sus primeras lecturas: “<i style="">la mar gritaba mi madre, el mar mi padre,/mira Julio es el mar, nunca habías venido,/ la arena y los niños corriendo mojados,/ construyendo figuras, escapando al agua fría</i>”. Es el mar de los pobres, es el balneario de Cartagena en los años 80 con sus pobres residenciales el que más tarde, en tierras lejanas, le acompaña como una imagen permanente: “<span class="ListaconvietasCar"><i style=""><span style="">Veía a Chile desde lejos y siempre,/ en todos los recuerdos estaba el mar</span></i></span>”.<o:p></o:p></span></p><div style="text-align: justify;"> </div><p class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt; text-align: justify;font-family:arial;"><span style="font-size:100%;"><b style=""><span style="">Gabriel Impaglione</span></b></span><span style="font-size:100%;">, el poeta argentino natural de Morón –ese hermoso lugar unido al Gran Buenos Aires en dirección al Santuario de Luján- refleja en sus textos el brillo de la superficie cuando esta esconde un mundo cargado de plata refulgente en sus profundidades: “<i style="">El mar es una cinta que brilla en tu pelo</i>” canta a su capitana, y de allí extrae la fuente de nácar, imagen de cuanto es valioso y resplandeciente a la vez.<o:p></o:p></span></p><div style="text-align: justify;"> </div><p class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt; text-align: justify;font-family:arial;"><span style="font-size:100%;">El poeta <b style="">Raúl Ocaranza</b>, natural de Copiapó y crecido en Puerto Viejo, une mar y poesía en tanto forma y como expresión de sentimiento. La imagen de la amada es como el mar, cuando no es el mar mismo: “<span class="ListaconvietasCar"><i style=""><span style="">Tus ojos los pinto/ con el brillo del sol/ en el agua</span></i></span>”, declara; y luego: “<i style="">mi mar es una mujer/ enamorada/ que me abraza con olas/ y me desea con marejadas</i>”. En cambio <b style="">Marcelo Valdés, </b>“<span class="ListaconvietasCar"><i style=""><span style="">poeta del mar sin casa en la playa ni lancha a motor</span></i></span>”, como se presenta, es el fonema y la aliteración, y también el registro de una mítica Cartagena o de los asesinados por la dictadura su más estrecho vínculo. Pero el paso de la memoria es fantasmal, descubre; “<i style="">y por tanto,/ y debido a todo lo anterior,/ sólo queda remar</i>”, nos dice.<o:p></o:p></span></p><div style="text-align: justify;"> </div><p class="MsoNormal" style="text-indent: 35.45pt; text-align: justify;font-family:arial;"><span style="font-size:100%;">Y hay poetas que intentan habitar ese mundo; o lo desean. Para <b style="">María Francisca Rivera </b>tanto el mar como la costa integran el escenario sobre el cual ella se desplaza en una suerte de vuelo intuida por Bachelard en <i style="">El aire y los sueños</i>. El impulso amoroso la conduce entonces y “<i style="">confundiéndose con el mar/ en el horizonte/ pasan cuatro caballos</i> (…) <i style="">se dibuja el quinto a distancia</i>”. <b style="">Michelle Valencia</b>, por su parte se enfrenta a éste como a un poder superior que determina su mundo. Protegida en su refugio del insondable mar, nos dice, va hacia aquel sin embargo en busca de la entidad ausente: “<span class="ListaconvietasCar"><i style=""><span style="">me di un baño en el océano atlántico/ en la orilla de una playa desierta </span></i></span>(…) <i style="">y embriagada en sus suaves olas/ me fundí en sus aguas quietas</i>”. Y la mexicana <b style="">Zullette Andrade</b>, para quien bucear y escribir nacen de una misma fuente, ve en los niños a quien ella enseña como maestra, como los habitantes de ese vasto océano “<i style="">viviendo en palacios de papel/ y barquitos de periódicos</i>”.<o:p></o:p></span></p><div style="text-align: justify;"> </div><p class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt; text-align: justify;font-family:arial;"><span style="font-size:100%;">Curiosamente <b style="">Juan Pablo Núñez</b>, quien confiesa su negativa a leer poesía, declara también la intención de nadar una vez más en esas aguas para escribir, pues este es su único oficio: “<i style="">¿Alguna vez les dije/ cómo terminará mi vida?/ Será en el mar de mis sueños,/ y así será</i>”. Compromiso que en <b style="">Mario Aguilar </b>cobra vigencia histórica y oficia de testimonio: “<i style="">Porque entre los abismos fantasmales del mar/ el mar como sarcófago y tumba/ se hallaban los rieles del tren/ que ataban los cuerpos de Marta y de Marcela</i>”. Para Aguilar se trata de una entidad mayor donde yace el pasado, el presente y el futuro tanto de la historia personal como de la patria.<o:p></o:p></span></p><div style="text-align: justify;"> </div><p class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt; text-align: justify;font-family:arial;"><span style="font-size:100%;">Pero este habitar cobra sentido en el poeta mexicano <b style="">Mario Jaime</b>, para quien nereidas y anémonas integran un mundo distinto, una naturaleza propia, tal vez con un dios y un sentido cosmogónico particular. Allí junto <i style="">a una larva de pez transparentada</i> conviven <i style="">gelatinas pegajosas al color</i>, <i style="">guiños demoníacos, arcos y trapecios</i> en un amoroso <i style="">embotellamiento vial de flotación</i>. Y para <b style="">René Acevedo</b> la simbolización tiene en cambio un sentido de dolor, de efectivo naufragio cuando no de nostalgia. Como una amante ya perdida, su imagen carga con los días perdidos ocultos ya en un fondo demasiado lejano para recobrarlos: “<i style="">sé que en el mar se quedaron mi vida, mi corazón y mis sueños/ y que jamás habrá otro puerto ni otra playa/ otra lancha u otro bote/ que me hagan reflotar y sentir la calma</i>”.<o:p></o:p></span></p><div style="text-align: justify;"> </div><p class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt; text-align: justify;font-family:arial;"><span style="font-size:100%;">La contribución literaria de <b style="">Fesal Chain</b> en estas páginas cobra fuerza y rescata la vigencia poética de lucha en un canto de amor y de<span style=""> </span>reconocimiento y en el significado que el océano Pacífico conlleva para lo popular, lo nacional y lo telúrico. Su voz nos remite a Pablo de Rokha: “<i style="">cuando miro la roca que estalla/ sobre mi mar de Chile/ cuando miro a los pescadores/ que vuelven de la jornada/ popular y hambrienta/ del pescado barato y mal mirado</i>”.<span style=""> </span>El mar de Chile cobra para él importancia como símbolo y necesidad vital, ese mar “<i style="">esmeralda en el día y negro como un/ subterráneo antinuclear/ de noche </i>(…) <i style="">que trae un suave olor a musgo/ en su movimiento perpetuo</i>”. <o:p></o:p></span><span style="font-family:Garamond;font-size:100%;"><span style=";font-family:arial;" ><br /></span></span></p><p class="MsoNormal" style="text-indent: 35.4pt; text-align: justify;font-family:arial;"><span style="font-family:Garamond;font-size:100%;"><span style=";font-family:arial;" >Distintas formas de enfrentar este vacío concreto y desconocido a la vez nos ofrecen estos poetas. Y en tal medida la intención primaria del realizador, nuestro poeta Fesal Chain, la de evocar en uno solo la suma de todos los mares, está desde ya cumplida. Así al menos ha de apreciarlo el lector.</span></span></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2903451525177196702.post-11702331253040384962008-12-26T16:04:00.000-08:002008-12-26T16:59:00.025-08:00Los Rieles del Mar; Bahia Drake<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjGOG0YTfwqsimXsclG8IGpQnnkc61ME8URLxdmdt6VDOymojVfYbKQpubScUXXS_O0EK9ALbCIEUNUoiBkJ4WeL5nEA9fRGTykwnPaN1MpHBBxULvJYOamb83g4dLl0HTJe_ykN9Ldc00/s1600-h/VG_rosas_ii.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 350px; height: 288px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjGOG0YTfwqsimXsclG8IGpQnnkc61ME8URLxdmdt6VDOymojVfYbKQpubScUXXS_O0EK9ALbCIEUNUoiBkJ4WeL5nEA9fRGTykwnPaN1MpHBBxULvJYOamb83g4dLl0HTJe_ykN9Ldc00/s400/VG_rosas_ii.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5284258092459408434" /></a><br /><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">x Mario Aguilar (1)</span><br /><br /><br /><span style="font-weight:bold;">Los Rieles del mar</span><br /><br /><span class="Apple-style-span" style="font-style: italic;">A los detenidos-desaparecidos que yacen en el mar</span><br /><br />Fue en San Antonio que te esperé<br />Sin saber si tú serías o yo no<br />Pues solo sabía que algunos rieles serían<br />De entre todo y nunca más.<br /><br />En una mañana de vapor y olas<br />Las gaviotas contemplaron una balsa<br />Que llevaba los excavadores a proa<br />Entre ellos un juez y también un poeta.<br /><br />Y a medida que la bruma se disipaba<br />Las olas se separaban violentando los moluscos<br />Y diciendo “vamos a pescar rieles”<br />Los rieles del pasado y del presente.<br /><br />Porque entre los abismos fantasmales del mar<br />El mar como sarcófago y tumba<br />Se hallaban los rieles del tren<br />Que ataban los cuerpos de Marta y de Marcela.<br /><br />Muchos años atrás ellas fueron detenidas<br />Torturadas y vejadas no en el mar sino que en la tierra<br />Y sus cuerpos arrojados a ese mar celeste<br />Con rieles amarrados para que el mar se los tragara.<br /><br />Y ahora después de treinta años siento el hastío<br />Y siento la añoranza de los árboles marinos<br />Cuando el mar se cimbra en sus hierros<br />Y los rieles transportan la memoria del mar a la montaña.<br /><br />Rieles del mar como mariscos listeria nos<br />Y como corazones partidos de la almeja y el huiro<br />Llevan al juez y al poeta a estremecerse<br />Pues el caldo del mar trajo la memoria y el pasado.<br /><br />¡Mar del litoral!<br />Guardabas secretos de la vida y la muerte<br />Pero no eres pánico ni hostigamiento<br />Aunque escupas rieles y botellas<br />Que contienen el pasado, la historia y la memoria.<br /><br />Rieles del mar y mar de rieles<br />Escapen a la memoria y el pasado<br />Para que podamos saber y oír<br />Al mar de los rieles y al mar de la memoria.<br /><br /><br /><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">Bahía Drake</span><br /><br /><span class="Apple-style-span" style="font-style: italic;">En La Serena con Tamara</span><br /><br />Bruma marina acongojada<br />Piratas ingleses y mujeres<br />En una bahía milenaria<br />En que escribí “tú y yo”.<br /><br />Y ahí donde el ensueño del pasado<br />Y la añoranza del hogar y patria<br />De Francis Drake y sus compañeros<br />Te encontré silbando “Let it be!”.<br /><br />Olas ruidosas y susurrantes<br />Caminando en la arena de la sangre<br />Donde recordé a Marta y Carrizales<br />Recordé una infancia feliz e interrumpida.<br /><br />Ahí donde una medusa salió de las olas<br />Y encantó a la pulga de mar y los peces<br />Encontré y sentí como hace treinta años<br />La felicidad del tú y del yo.<br /><br /><br /><br /><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">(1)Mario Aguilar Benítez, </span> poeta y escritor chileno.<br /><br /><div>En su poesía Mario Aguilar ha tratado de experimentar con las características materialistas y estéticas de la historia, la tortura y el amor iniciando un diálogo entre el poeta como actor y el espacio natural y material como interlocutor. Autor de 18 libros sus escritos más recientes se han relacionado con la historia y la memoria de la Villa Grimaldi, hoy Parque por la Paz, lugar de detención y tortura durante la dictadura de Augusto Pinochet.<br /><br />Personalmente como editor, celebro con mucha alegría y emoción que Mario esté aquí, en este espacio, como poeta, testigo y protagonista de una época macabra de nuestra historia. Celebro su presencia como un triunfo de la vida sobre la muerte y el horror, como un acto heroico de resistencia y amor, gracias Mario por existir y estar junto a nosotros, nuestras ideas no mueren gracias a seres humanos como tú.<br /><br /></div>Unknownnoreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-2903451525177196702.post-16878861711731412002008-12-26T15:46:00.000-08:002008-12-26T16:35:59.238-08:00Ramillete de Niños<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjcbucho4vAfzlioezUXR2fSZhp70VuJ_tVY5G2b9hgbMMGNNHY2mXoJ0EIk45jPh26s11kDvJ9DK4daK16hR1yCrLXH_08gpjizaKbP_CHi7GKgYenQK4i9nJc61z4PraNCK8xCWydHTE/s1600-h/ac-0718.gif"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 274px; height: 400px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjcbucho4vAfzlioezUXR2fSZhp70VuJ_tVY5G2b9hgbMMGNNHY2mXoJ0EIk45jPh26s11kDvJ9DK4daK16hR1yCrLXH_08gpjizaKbP_CHi7GKgYenQK4i9nJc61z4PraNCK8xCWydHTE/s400/ac-0718.gif" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5284253792020788194" /></a><br /><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">x Zullete Andrade González (1)</span><br /><br /><br /><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">REMEN, REMEN</span><br /><br />Ahí van remando mis niños pescadores<br />llevando el ritmo en sus brazos<br />uno tras otro introducen el remo<br />quieren ganarle siempre al viento<br /><br />Cual es la prisa que tienen<br />que parten en dos al lago<br />quieren al agua beberse<br />tranquilos, que no se irá de su lado<br /><br />todos se necesitan<br />agua, remo, lancha, joven<br />para volar por el agua<br />y sentir el viento en la frente<br /><br />remen , remen por sus sueños<br />alcáncelos ya que pueden<br />hacerlo con sus brazos fuertes<br />y el corazón de por medio.<br /><br /><br /><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">NIÑOS DE CARTÓN</span><br /><br />Existen pequeños hechos de porcelana<br />delicados, con la blancura fría<br />que fácilmente en dos se partirían<br />porque están huecos como la nada.<br /><br />Pero están mis niños de cartón<br />simples y desprotegidos<br />que se encuentran en el olvido<br />y mojado su corazón.<br /><br />Viviendo en palacios de papel<br />y barquitos de periódico<br />esperando que traigan al heroico<br />marinero con su oropel.<br /><br />Mientras que otros como ocio<br />traen triciclo, carritos<br />comen dulces, chocolates<br />hasta los dedos chuparse<br /><br />Mientras que otros sueñan<br />ellos no quieren despertar<br />parece que nunca se quejan<br /><br />Dichosos puede que sean<br />tal vez si les guste soñar<br />con una vida más plena<br /><br />Mientras que no dejo de pensar<br />en mis niños de cartón.<br /><br /><br /><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">¿DE QUÉ COLOR SON LOS NIÑOS?</span><br /><br />¿De qué color son los niños?<br />me preguntó una vez el mío<br />le contesté que no tienen color<br />porque son niños, no crayones<br /><br />pero me volvió a preguntar<br />porque hay negros, blancos<br />de piel roja y amarilla<br />con cabellos negros de noche<br />o de color de día<br /><br />con ojos cual el mar<br />o cafés como la tierra<br />verdes como la hierba<br />o grises como el metal<br /><br />quería saber que tipo de niño es<br />pero solamente le respondí<br />que no importa el color de la piel<br />sino el interior que hay en ti.<br /><br />Que no es color lo que ves<br />sino una fachada que tenemos<br />no son colores mi pequeño<br />no son niños arcoiris.<br /><br />Todos son iguales mi niño<br />nunca pienses en el color<br />debido a que el amor<br />no distingue el colorido.<br /><br />Y se fue algo tranquilo<br />pero me quede pensando<br />si eso pensaran lo mismo<br />mis colegas adultos<br />que no hay color en los niños<br />sino amor pintado en sus rostros.<br /><br /><br /><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">(1) Zullette Andrade González</span>, 37 años, poeta mexicana, es Bióloga y Maestra de preparatoria. Ella es lectora de nuestro blog y nos mandó esto delicados poema, de los niños, sus niños y el mar. Se lo agradecemos profundamente y estamos felices de poder publicarlos en este espacio, que a pesar de sus lentos avances no muere, gracias a personas como Zullette.<br /></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2903451525177196702.post-55546559829702741592008-11-06T20:09:00.000-08:002008-11-06T20:21:14.402-08:00EL VIEJO Y EL MAR<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjmnRe0aHzJ2kHcL_qHz4Ak95Ear6hbR7iF2ekhmNxDTW9il_-AeRer_a7DEV32IGrRWRUO3cVoHUso68hy4cyLPcBXM0nXr5-Aeof-f-PdiqqhTtpMGdXvVjQ5oVpjRaeBOsS60NeleU4/s1600-h/20070510-El+viejo+y+el+Mar.JPG"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 230px; height: 194px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjmnRe0aHzJ2kHcL_qHz4Ak95Ear6hbR7iF2ekhmNxDTW9il_-AeRer_a7DEV32IGrRWRUO3cVoHUso68hy4cyLPcBXM0nXr5-Aeof-f-PdiqqhTtpMGdXvVjQ5oVpjRaeBOsS60NeleU4/s400/20070510-El+viejo+y+el+Mar.JPG" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5265765141761222434" /></a><br /><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">Enrique Cirules. <br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">La Habana, diciembre de 2001</span><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Cuando a mediados de los años cincuenta alguien trajo una revista Bohemia al embarcadero de El Guincho con la traducción de The Old Man and the Sea, la mayoría de los pescadores y tortugueros de la célebre cayería de Romano no pudieron disfrutar de ese extraordinario relato, sencillamente no podían, no sabían leer. <br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Sin embargo, Ernest Hemingway (Oak Park, Chicago, 1899—1961) ya era conocido en aquellos parajes; se le recordaba cono el americano que, de Faro Maternillos a Cayo Guillermo, a bordo de un yate, había estado persiguiendo submarinos alemanes durante casi dos años. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Algo parecido había ocurrido en los alrededores de la esplendorosa Habana, donde Hemingway constituía ya uno de los grandes mitos, y no precisamente por la influencia que pudiera ejercer con su magnífica obra, sino por esa presencia suya entre los cubanos. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">En 1936, con menos de doscientas palabras, Hemingmay había publicado en la revista Esquire On the blue water la anécdota del pez y el viejo en la corriente. Era el relato que le hiciera Carlos Gutiérrez primer patrón del Pilar, sobre un pescador de Cabañas. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Lo cierto es que, a pesar de todos los estudios que se han realizado, Hemingway sigue siendo en algunos aspectos ese gran desconocido. Incluso, cuando se publica El viejo y el mar, se desconocía que ese relato había sido desgajado de un producto mayor, una obra que Hemingway había comenzado a escribir tan pronto como concluyó la Segunda Guerra Mundial. Se trataba de una extensa novela que tituló The Sea Book, una trilogía sobre el mar, el aire y la tierra, a la que nunca le hizo la revisión final y nunca publicó en vida. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Debieron transcurrir más de veinte años y diversas circunstancias, incluyendo su muerte, para que una versión de esa novela viera la luz en 1970: Islands in the Stream (Islas en el Golfo); sin dudas, corregida, mutilada, tal vez castrada, algo que nunca llegará a conocerse realmente. The Sea Book era una novela esperada por millones de lectores en el mundo entero, pero Hemingway la echó a un lado, la sepultó y creó así uno de los grandes misterios de la literatura contemporánea. <br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Es la época en que muere su preciado editor: Max Perkins; y en que tratan de involucrarlo en conspiraciones contra el tirano Trujillo; por lo que acosado y perseguido (y asaltada Finca Vigía en 1947 por un pelotón del ejército procedente del Campamento Militar de Colombia), se ve obligado a huir de Cuba, para refugiarse durante largos meses en los escenarios de Adiós a las armas. <br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Es a su regreso a la Habana, en 1949, que decide utilizar ciertos elementos de la novela The Sea Book, para escribir A través del río y entre los árboles, publicada en 1950; pero esta novela, por lo menos para la crítica especializada, resultó un fracaso. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Es entonces que, con unas veintiocho mil palabras, Hemingway se dedica a encarnar una de las más bellas, míticas y fascinantes páginas de la literatura: el relato de un viejo pescador de la zona de Cojimar, en lucha permanente vigorosa, tenaz para arrebatarle a la Corriente del Golfo una de sus más espléndidas criaturas, sin imaginar que con la muerte del gran pez está en el umbral de la derrota. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Con la aparición de El viejo y el mar, en el otoño de 1952, este libro se convierte con rapidez en uno de los más afamados relatos de la literatura norteamericana. Había aparecido primero en la revista Life, el 10 de septiembre y una semana más tarde la editorial Scribner's de Nueva York lo publica en forma de libro. Esto promueve de inmediato toda su obra anterior. Por El viejo y el mar, en 1953, Hemingway recibe el Premio Pulitzer, y finalmente, en octubre de 1954, por toda su obra, el Nobel de Literatura. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Por esos días se atrinchera en Finca Vigía y se niega a recibir a la prensa. Es en una breve entrevista concedida a la televisión cubana, en la que declara que quien ha ganado el Nobel es «un cubano sato». Luego entregaría la medalla del Premio Nobel a la Virgen de la Caridad del Cobre, en el Santuario de Santiago de Cuba. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El viejo y el mar es una pieza magistral, llena de encanto y poesía, tierna y ruda a la vez: un pez, el mar, un viejo y un muchacho, en los escenarios de Cojímar, con la sencillez de un texto clásico, genuinamente cubano, entre símbolos y míticas reflexiones, que escribió cuando ya llevaba casi veinte años de contacto con espacios marinos de la cultura cubana, entre pescadores y navegantes; y, además, empleados, buscavidas, dependientes, limpiabotas, taxistas y boxeadores. <br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Este relato, y por lo menos otras dos novelas suyas están vinculadas a las aristas más preciadas de la literatura cubana. A cincuenta años de su publicación, el mito del más universal de los escritores norteamericanos en Cuba alcanza una renovada fuerza y esplendor. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Sin dudas, Hemingway es un autor inagotable. Un escritor que vivió y trabajó en nuestra Isla durante largas años, primero en el Hotel Ambos Mundos, en la zona más bulliciosa de La Habana Vieja, y después en las afueras de la capital cubana, sobre una de las colinas de San Francisco de Paula. Un autor que sigue siendo uno de los grandes artífices del lenguaje y de la creación literaria, (...) que de manera genial recreó historias, mitos y rememoraciones: uno de los autores que más ha influido en la literatura del siglo XX. <br /></div> <div style="text-align: justify;"><br /></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2903451525177196702.post-47797969807689810212008-11-03T11:09:00.000-08:002008-11-03T11:37:20.164-08:00Los balnearios y sus poetas tutelares(extracto)<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjNxCNCut_BwVnbh125433Sm-1bzUYSvsgsynz8q8DDcqJacRl8yopL6Fz3DfHCCJ7B9ToKfEwhelTMFdTzcKTFI3fFk5ETBh1GMhutlO20zmszLPgSB9eImmJNqgWAL4-w_3PyddgQxCY/s1600-h/Playa+chica+de+Las+Cruces_WEB.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 400px; height: 257px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjNxCNCut_BwVnbh125433Sm-1bzUYSvsgsynz8q8DDcqJacRl8yopL6Fz3DfHCCJ7B9ToKfEwhelTMFdTzcKTFI3fFk5ETBh1GMhutlO20zmszLPgSB9eImmJNqgWAL4-w_3PyddgQxCY/s400/Playa+chica+de+Las+Cruces_WEB.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5264516428413203442" /></a><br /><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">por Darío Oses<br />para nuestro.cl</span><div><a href="http://www.nuestro.cl/chilecronico/cartagena_oses1.htm">http://www.nuestro.cl/chilecronico/cartagena_oses1.htm</a><br /></div><div><br /></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;"><br /></span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">Poetas tutelares</span><br /><br /><div style="text-align: justify;">Uno de los primeros poetas que parte a habitar el litoral es <span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">Manuel Magallanes Moure.</span> En Cartagena escribe su libro La casa junto al mar, que aparece en 1917.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">El pintor Juan Francisco González iba Las Cruces todavía rural.</span> Su hija mayor, Jimena, recuerda que pasaban los veranos allí, en un fundo de su abuelo. El padre iba a verlos los fines de semana. Con prismáticos los niños veían bajar su coche por la cuesta de San Antonio. En cada temporada pintaba tres o cuatro cuadros. Salía a caminar y cuando encontraba algo que le gustara lo pintaba, fuera un paisaje marino o algún campesino con los que entablaba amistad rápidamente.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;"><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal; "><span class="Apple-style-span" style="">En el litoral central de Chile hay balnearios que tienen a un poeta como genio tutelar. </span><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">Es el caso de Isla Negra,</span> que era una playa salvaje y de difícil acceso, cuando<span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;"> Pablo Neruda</span> llega a ella, en 1938, buscando un lugar donde dedicarse a escribir su libro Canto general. Entonces Isla Negra se llamaba Las Gaviotas. Eladio Sobrino, un marinero español que al perder su barco en Punta Arenas decidió quedarse en Chile, había levantado allí unas rústicas casas de piedras. El poeta compró una de ellas. En su libro Una casa en la arena, reconstruye poéticamente la casa y el paisaje del entorno.</span><br /></div></span><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El recordado grupo de Los Diez, que dirigía <span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">Pedro Prado</span>, hizo planes para construir una torre en Las Cruces. De esta sólo quedan los planos que hizo Julio Bertrand Vidal. <span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold; ">Pero el genio poético de Las Cruces es Nicanor Parra.</span></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">Parra</span> se instaló a vivir en una de las casonas tradicionales del balneario, a la que se conocía como "El castillo negro". Era una impresionante edificación de madera, íntegramente forrada en tejuela, con tres niveles en el volumen principal y cinco en la torre. La construyó el arquitecto Héctor Hernández para Rodolfo Marín, intendente de Colchagua en 1919. El castillo negro estaba inspirado en el pintoresquismo que tanto influyó en la arquitectura de los balnearios chilenos a principios del siglo XX. Desafortunadamente un incendio consumió íntegramente esta edificación. Entonces el poeta se trasladó a vivir a la casa del lado, desde la que domina la playa chica.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">En la primavera del 2004 se celebraron, en Las Cruces, los noventa años de Nicanor Parra, con noventa campanadas en la iglesia -que es obra del pintor y arquitecto Pedro Subercaseaux- y noventa volantines encumbrados en la playa.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold; ">El genio poético tutelar de Cartagena es Vicente Huidobro.<span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal; ">El 24 de septiembre de 1947, pocos meses antes de morir, Huidobro le contaba a su amigo, el poeta español Juan Larrea, que se había quedado con parte de una hacienda de sus padres y abuelos, a la orilla del mar. Ahí vivía en paz, arreglando el parque de la sencilla casa rural.</span></span><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El poeta solía invitar a sus amigos a esta casa en Cartagena. Entre los visitantes frecuentes estaba Eduardo Anguita, que encantaba a Vladimir -hijo de Huidobro- con el cuento de que el subsuelo del balneario era un mundo poblado por duendes.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Volodia Teitelboim, en su biografía Huidobro, la marcha infinita, señala que al regresar por última vez de Europa, ya en la etapa final de su vida, el poeta se retiró a ese pedazo de la hacienda de la familia. Le gustaba salir a dar largos paseos a caballo, acompañado por sus perros.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Huidobro viajaba en tren desde Santiago y llegó hasta la estación de Cartagena en los últimos días de diciembre de 1947 para pasar allí el año nuevo. Como de costumbre se fue a pie y cargando su maleta, hasta su casa ubicada en la parte más alta del balneario. Tal vez el esfuerzo le provocó, poco después, un derrame cerebral.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Su biógrafo, Volodia Teitelboim anota que fue un año nuevo nefasto. El poeta estaba postrado, debatiéndose entre la vida y la muerte, cuando comenzaron a llegar los invitados a la fiesta.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Eduardo Anguita contaba, poco después, que con el repicar de las campanas y los estallidos de los fuegos artificiales, Huidobro se había incorporado en la cama, inquieto. A ratos no reconocía a las personas y decía tener miedo, sin saber de qué.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El poeta murió en su casa de Cartagena, la tarde del viernes 2 de enero de 1948. Un alcalde prestó una tumba en el Cementerio de los Pescadores para que se lo sepultara provisoriamente. Más tarde se lo trasladaría al lugar que él mismo había elegido, en el terreno de su casa.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">En uno de los artículos recogidos en el libro Pretérito presente, Alone relata lo que él mismo llama la "ceremonia triste, patética, rara, desolada y tan terriblemente significativa" de los funerales del poeta: "aquel cortejo, esa marcha interminable tras un furgón hermético: misterio pintado de negro. Bajar hacia el mar desde la falda de las colinas y seguir por senderos de arenas, por dunas, por eucaliptus...".<br /></div></div><div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El cortejo llega por fin a un cementerio mínimo, escondido detrás de las casas. Cuesta entrar el ataúd por la puerta estrecha: "Cuando quieren depositarlo en el nicho no cabe. Imposible. Miran entonces alrededor y divisan por allá un hueco desocupado". Una voz dice que es de Fulano y otra replica que ese no piensa todavía en morirse, así es que miden la boca del nicho y el ancho del ataúd con una rama, y al comprobar que entra, lo dejan allí.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Concluye Alone su artículo, observando que Huidobro, que había juzgado estrecho y mezquino el escenario que le ofrecía su país natal, por una incongruencia muy suya, "marchó escoltado por huasos del fundo hereditario hasta el menos exótico de los sepulcros chilenos".<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Cuentan los trabajadores que cuando se retiraron los restos del poeta del nicho aquel donde lo habían dejado, apareció una banda de cerca de medio centenar de jotes que siguieron al ataúd durante todo el trayecto del traslado a su tumba definitiva.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Así, Huidobro se quedó para siempre en Cartagena. Se tejieron muchas leyendas a su alrededor. Decían, por ejemplo, que se aparecía en las noches como jinete fantasma. Volodia Teitelboim hace notar que, tomando en cuenta los estudios de ocultismo que el poeta hizo en París y algunas de sus obras donde explora los mundos sobrenaturales, tal vez no le hubiera extrañado ni desagradado convertirse en superstición local.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">A Cartagena se retiró también a vivir el escritor <span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">Luis Enrique Délano.</span> Su casa, cercana a la hoy destruida estación de trenes, fue heredada por su hijo<span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;"> Poli Délano, </span>que se convirtió en uno de los principales animadores de un grupo de amigos del balneario, que en los años 90 organizó memorables festivales artísticos y culturales en Cartagena. El pintor y escritor <span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">Adolfo Couve, </span>también eligió vivir y morir en Cartagena.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Dicen que la infancia es la patria de los poetas. Tal vez la segunda patria sea algún balneario.<br /></div></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2903451525177196702.post-75440916595921356992008-11-03T10:37:00.000-08:002008-11-03T11:00:08.126-08:00Valparaíso puerto de poetas<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjgdAbClehSWHDGyO01XlIZIvX6Msp7PzDCEfl-yCnIlQ3vMdVHbG_9JA2vowCS3H5eN84LRy9lX-v9g2YUB5MEVEohjAqbENXWw7I-5i9j785wgFriqNu9QIlMmedR9x1LqZcInaMm2IQ/s1600-h/Valpo09.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 300px; height: 400px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjgdAbClehSWHDGyO01XlIZIvX6Msp7PzDCEfl-yCnIlQ3vMdVHbG_9JA2vowCS3H5eN84LRy9lX-v9g2YUB5MEVEohjAqbENXWw7I-5i9j785wgFriqNu9QIlMmedR9x1LqZcInaMm2IQ/s400/Valpo09.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5264503908176057586" /></a><br /><span style="font-weight:bold;">por Alejandro Lavquén </span><div><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">para La Ventana Portal informativo </span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">de la Casa de Las Américas, La Habana, Cuba.</span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold; "><a href="http://laventana.casa.cult.cu/modules.php?name=News&file=article&sid=250">http://laventana.casa.cult.cu/modules.php?name=News&file=article&sid=250</a></span><br /></div><div><br /><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Quizá sea Valparaíso la ciudad a la cual se le han escrito más canciones y poemas en el mundo. Lo que no deja de ser un orgullo para sus habitantes, que, sin ir más lejos, no se cansan de entonar dos notables poemas musicalizados como lo son <span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">"La joya del pacífico"</span>, popularizada por el cantante <span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">Lucho Barrios y "Valparaíso"</span>, vals escrito en los años sesenta <span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">por Osvaldo "Gitano" Rodríguez</span> y que prácticamente se ha convertido en el himno oficial de este puerto: <br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">"<span style="font-style:italic;">Yo no he sabido nunca de su historia,/ un día nací allí sencillamente...," (...) "Pero ese puerto amarra como el hambre,/ no se puede vivir sin conocerlo,/ no se puede dejar sin que nos falten/ la brea, el viento sur, los volantines</span>", dice en parte del poema. <br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">La profunda relación entre Valparaíso y los poetas es ancestral y mucho tiene que ver en esto su azarosa arquitectura y su condición de haber llegado a ser, en un momento del siglo XX, el puerto más importante del Pacífico. Su auge atrajo a cientos de inmigrantes de los cinco continentes, sobre todo ingleses y yugoslavos, los que dejaron su sello en muchas de las construcciones ubicadas en los diferentes barrios de la ciudad. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">En este puerto las casas parecen haber sido desparramadas al azar sobre sus cerros, y con la mirada siempre atenta hacia todos los puntos cardinales. El sentimiento de cada persona –y su condición social- se expresa en cada construcción, levantada por sus habitantes con los materiales más diversos: madera, calaminas, cemento, subterráneos y alturas extraídas del viento. Bares señoriales y pecaminosos; almacenes y mercados fueron creciendo junto a sectores financieros y barrios residenciales, hermanados por la sensibilidad de las pasiones nocturnas de sus habitantes. </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Esto, más las calles inverosímiles que nacen desde las raíces o desde el cielo indistinta y sorpresivamente, fue poblando la palabra poética de quienes nacieron allí o de los que adoptaron a Valparaíso como su patria, entre ellos docenas de poetas. Algunos reconocidos en el ámbito internacional. Otros, cubiertos por un injusto manto de olvido, como es el caso <span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">de Carlos Barella, que en su poema Cuadros del Puerto</span>, escribió: <br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">"<span class="Apple-style-span" style="font-style: italic; ">Una maritornes pasa,/ un marinero la mira,/ otro más audaz la abraza/ y un gringo pobre suspira./ Suspira y para apartar/ la amargura que lo aqueja/ se pone a mirar el mar/ y enciende su pipa vieja.</span>". <br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">Carlos Pezoa Véliz,</span> uno de nuestros más connotados vates tampoco se olvidó de este puerto y en sus versos, cargados de ironía, nos dejó parte de su historia, tomada de noticias de prensa de la época y escenas cotidianas de las que fue testigo: <br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">"<span class="Apple-style-span" style="font-style: italic; ">Vida del puerto, vida de esfuerzo,/ vida que es digna de prosa y verso." (...) "Por las mañanas sale El Chileno:/ crimen, asalto, picnic ameno/ por una ficha... ¡Gran sensación!/" (...) "Los jornaleros de rostros pardos/ bajan y suben enormes fardos/ desde la popa de algún lanchón,/ y si por algo para la grúa/ se despanzurran una caldúa/ o un salchichón.</span>". <br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Los recovecos y miles de escaleras con destinos infinitos, sumados a callejones encabritados y vagabundos quizá sólo posibles en un sueño, han cautivado la palabra de generaciones de poetas. Los ascensores, moradores irremplazables del puerto, y siempre prendidos al ala de alguna gaviota, han sido cómplices de más de un verso de amor furtivo. También de algún presagio de muerte como lo cantara <span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">el Gitano Rodríguez</span> desde el exilio: <br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">"<span class="Apple-style-span" style="font-style: italic; ">Un día te levantarás y no amanecerá" (...) "Oirás a la distancia un ruido de ascensores,/ los aplausos de un teatro/ y la palabra adiós se quedará/ pegada a tu memoria como una cosa muerta</span>". <br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Durante la primera mitad del siglo XX, la bohemia porteña estuvo agitada por importantes representantes de nuestra poesía y arte como fueron Guillermo Quiñonez, Camilo Mori, Manuel Astica Fuentes, Chela Lira, Jacobo Danke, Kiko Ross, Germán Baltra y Pedro Plonka, entre otros. <span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">Salvador Reyes, afamado poeta y narrador antofagastino</span>, tampoco pudo evitar la seducción de este puerto y escribió: <br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">"<span class="Apple-style-span" style="font-style: italic; ">La noche se abre ahora/ de un golpe seco en las tabernas y en los bailes de marineros./ Ahora beben su licor, fuman tabaco/ los pescadores de las grandes ballenas antárticas,/ los gringos del malecón, los capitanes de altura/ y el hombre de los ojos oblicuos/ a quien llamas el Soñador de Shangai./ Así muchacha, es la noche del Sur, prolongada,/ como la noche de los amantes extenuados.</span>". <br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Por su parte, el poeta <span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">Pablo Neruda</span> fijó una de sus residencias en Valparaíso, a la que llamó "La Sebastiana", casa ubicada en el Pasaje Collados del Cerro Florida, desde donde se puede tener una visión panorámica privilegiada. Neruda, durante la persecución de que fue objeto por el presidente González Videla, declaró su amor al puerto en los siguientes versos: <br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">"<span class="Apple-style-span" style="font-style: italic; ">Eres en mí como la luna o como/ la dirección del aire en la arboleda." (...) "Te declaro mi amor, Valparaíso,/ y volveré a vivir tu encrucijada,/ cuando tú y yo seamos libres/ de nuevo, tú en tu trono/ de mar y viento, yo en mis húmedas/ tierras filosofales...</span>". <br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Destacados narradores y cronistas, también han dejado su testimonio sobre los ires y venires de "Pancho", como le llaman con cariño sus habitantes en la intimidad. Son cientos las crónicas que nos hablan, por ejemplo, acerca de la melodiosa cuadra de Cochrane, entre la Plaza Aduana y Márquez, o de la calle Clave, de El Pajonal y El Almendral, de la iglesia La Matriz, del legendario Roland Bar de calle Bustamante, donde en su libro-bitácora poetas y pintores dejaban sus versos y dibujos fatigados por el alcohol. <span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">Joaquín Edwards Bello, agudo observador del puerto, </span>nos dejó sus testimonios de los cuales aquí se reproducen algunas escenas: <br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">"<span class="Apple-style-span" style="font-style: italic; ">Por la subida Carampangue pasa la loca María. En toda ciudad hay una loca de la calle. En Madrid era Madame Pimentón. La loca María vuelca los tarros de las basuras, saca unas castañuelas y se pone a bailar" (...) "Este es el ascensor del Cerro Cañas. Al lado, en línea paralela, la escalera de la muerte. Una mujer gruesa sube jadeando con un lío de ropa en la cabeza" (...) "Los almacenes de Valparaíso tienen un olor especial a café, achicoria, chancaca y frutas secas. Nací en estos olores, ruidos y colores. Las librerías tienen un carácter especial. Y los letreros el suyo" (...) "Hay partes gringas, partes alemanas, partes españolas e italianas" (...) "En la parte de La Cajilla las mujeres nocturnas llamaban a los marinos diciendo Luquía, Comalón, esto es, look here, come along. Lo mismo pasaba en Hong Kong, donde existe una calle llamada Cumalón". </span><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Toda clase de artistas fue poblando Valparaíso durante el siglo pasado. Y a pesar de que ya no es el gran puerto comercial del Pacífico y la pobreza lo ha golpeado constantemente los últimos años, no deja jamás de mantener aquel embrujo que lo tiene a un paso de ser declarado Patrimonio de la Humanidad, pues lo humano que contiene este puerto es eterno, como lo es su condición de puerto de poetas. Sobre el amor, uno de los <span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">poemas-canción más bellos lo escribió Patricio Manns: </span><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">"<span class="Apple-style-span" style="font-style: italic; ">Fue tan verdad el tiempo de sus manos, Valparaíso,/y tan susurro su voz,/ tan precario el abrigo de su vientre,/ Valparaíso,/ tan corta su sed, tan severo su pan,/ tan incierto su olor,/ tan impotentes sus anclas al zarpar,/ Valparaíso./ Ella habitó los mapas de mi pecho,/ Valparaíso,/ cruel de estatura y de sol./ Ella ungió su misterio a mi memoria,/ Valparaíso,/ y yo dudo acá, privado de ser,/ náufrago de anclar,/ mientras su enigma se agota/ sobre el/ mar, Valparaíso./ Guarda su infancia, desvelo mágico/ y su distancia, delirio trágico,/ Valparaíso celestino.</span>". <br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Valparaíso parece naufragar y desprenderse desde los cerros hacia el mar, pero siempre vuelve con su coraje de viejo guerrero, como el sentimiento de <span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">Pablo de Rokha, quien escribiera quizá los versos más intensos,</span> sociales y humanos sobre el puerto en su poema "Oceanía de Valparaíso", del que entregamos algunos fragmentos: <br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">"<span class="Apple-style-span" style="font-style: italic; ">Valparaíso, camina por los barrios y las bodegas/ tuteándose, de hombre a hombre,/ con los trabajadores portuarios/ o los nortinos licoreados que ‘andan en tomas’, y/ las ropas tendidas son banderas o ‘claveles del aire’/ en los cordeles del proletariado/ creador de hogares" (...) "el héroe total expone su pellejo/ a los asesinos, y el siniestro mercader/ mugriento especula con la comida, cuando en/ ‘Los Siete Espejos’, arrecia la tormenta de bofetadas/ arrecia la tormenta de señoritas/ someramente prostitutas, arrecia la tormenta de las puñaladas" (...) "No buses corren, buques por las vías públicas/ de tu oceanografía: ‘el callejón de los Pimientos’ o la ‘Subida de la Calaguala’, que es la canilla de la/ puñalada y el cuero del viejo poeta Zoilo Escobar bracea nadando adolescencia abajo..." (...)"Todos los caminos de todos los destinos/ de la tierra van a dar al mar, Valparaíso". </span><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El puerto tampoco ha dejado indiferente a las nuevas generaciones, que aunque no conocieron su máximo esplendor, han aportado con su palabra para poetizar esta ciudad del viento. Nos dice<span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;"> la poeta Catalina Lafertt, con tierna ironía: </span><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">"<span class="Apple-style-span" style="font-style: italic; ">Por cierto que no soy la penélope/ pues la Plaza Echaurren/ es una residencia muy distinta./ Mas en fin, te extraño/ igual que cualquier enamorada". </span><span class="Apple-style-span" style=""><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="">Los años de la tiranía militar son rescatados por el <span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">poeta José Ángel Cuevas en su peculiar estilo:</span></span><span class="Apple-style-span" style="font-style: italic; "> </span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-style: italic;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-style: italic; ">"La única verdadera hazaña sería/ recorrer todos los cerros después del/ Toque de queda/ heroicamente con una botella de vino/ bajo el brazo/ El más grande acto posible y secreto. Y cantar el Vals que "Plaza de la Victoria es un centro social/ y que Av. Pedro Montt, para mí no hay otra igual"/ etc, etc". (...) "Valparaíso da vueltas por mi cabeza/ como un árbol, un cielo al revés/ escucho las sirenas de los barcos que llegan/ mientras bebo y llueve en mí/ pura eternidad/ recostado en la casa más increíble/ del mundo/ Faltaría que la cordillera nevada estuviera aquí/ de pie/ al fin de Playa Ancha.</span>". <br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">Juan Cámeron lo deja y lo regresa en sus versos:</span> </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">"<span class="Apple-style-span" style="font-style: italic; ">Aquí abordábamos los trenes para salir del puerto/ Entonces estos rieles seguían la ribera/ disciplinadamente juntos/ & yo engominado era un buque de guerra/ reflejado en los vidrios". </span><span class="Apple-style-span" style=""><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style=""><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">Javier Campos lo sitúa más allá de los astros:</span></span><span class="Apple-style-span" style="font-style: italic; "> </span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-style: italic;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-style: italic; ">"Hace muchos siglos conocí a una mujer de luz/ En los cerros desiertos de un planeta llamado Valparaíso/ Bailó conmigo una música sensual/ Sobre el mar cubierto de estrellas/ En casas alegres llenas de victrolas/ Me desnudó con los paisajes de su casa de la infancia". </span><span class="Apple-style-span" style=""><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;"></span></span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style=""><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">Carlos Muñoz, el Diantre, cantor popular, pone el toque alegre </span></span><span class="Apple-style-span" style="">con sus versos llenos de picardía: </span><span class="Apple-style-span" style="font-style: italic; "></span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-style: italic;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-style: italic; ">"Con el viento flamean/ En los balcones/ Enaguas y sostenes/ También calzones/ También calzones ay sí/ Blancos y crema/ Amarillos y negros/ Sin un dilema/ ¡La vecina de al lado/ usa rosado!</span>". <br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">Esteban Navarro lo evoca y lo sumerge en un sentimiento de lejanía</span> que representa el amor fugaz de puerto y verano: </div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">"<span class="Apple-style-span" style="font-style: italic; ">Tú estás en valparaíso/ Yo estoy en santiago/ El mar golpea fuerte en las torpederas/ En los muelles/ El sol golpea firme en mi cabeza/ Tus ojos se pierden en el infinito/ Mirando hacia el oeste/ Mis ojos arden con el smog y la tristeza</span>". <br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">La leyenda de La Piedra Feliz, la podemos auscultar para siempre en <span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">los versos de Cristian Muñoz, estudiante de la Universidad de Playa Ancha</span>: <br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">"<span class="Apple-style-span" style="font-style: italic; ">Vuelvo a elevarme/ Como un volantín de fuego/ Desde tu sexo marino/ Piedra furiosa/ Piedra suicida/ Tan violenta y tan tierna/ Como las almas perdidas". El lazo entre poetas y Valparaíso parece ser inquebrantable en el tiempo, un algo misterioso los enamora, tal cual lo reconoce la poeta porteña Sara Vial: "Me enamoré de ti, Valparaíso,/ de tu casual navío sin regreso,/ de tu risa de sol en el hechizo/ me enamoré de ti, sin paraíso,/ y regresé de ti como de un beso</span>".<br /></div></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2903451525177196702.post-91694814296582349742008-10-10T08:35:00.000-07:002008-10-11T14:54:46.099-07:00El mar en la voz de los poetas<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgQlT-UAhlCWBPPxGrL9QZ1hIj38wgsiNzdR-kB3lT6_-dj-ShPJkqEe0q4Ewu9O27h77YouyDNxuNEsZZFYgBWPjeTtbmFz2dB4bTLCMSj_0gg7iEZJZHtcQ9JHEFaR1mDCmdogMJhyphenhyphennk/s1600-h/Valpo-R02.jpg"><img style="float:left; margin:0 10px 10px 0;cursor:pointer; cursor:hand;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgQlT-UAhlCWBPPxGrL9QZ1hIj38wgsiNzdR-kB3lT6_-dj-ShPJkqEe0q4Ewu9O27h77YouyDNxuNEsZZFYgBWPjeTtbmFz2dB4bTLCMSj_0gg7iEZJZHtcQ9JHEFaR1mDCmdogMJhyphenhyphennk/s400/Valpo-R02.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5256017770856202306" /></a><br /><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">Texto de archivo de Sara Vial</span><br /><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;"><div style="text-align: justify;">Editado por Poetas del Mar<br /></div></span><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Somos país del mar y de montaña, pero somos sobre todo de mar. Hijos de la ola móvil, no de la nieve inmóvil de los Andes, nuestra forma de remo nos dibuja en el mapa un destino.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div><div style="text-align: justify;">"No es un recién nacido, un visitante inesperado", ha escrito el poeta <span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">Mario Ferrero</span> en su "Antología del Mar": "Nuestro mar ha existido desde siempre, viene desde el fondo más remoto de la historia humana. Anduvo en aventuras geológicas difíciles, sirvió de puente a las inmigraciones, presenció el paso arrebatado o taciturno de los indios. En la poesía fue condecorado por Pedro de Valdivia, transformado en octava real en los viejos papeles de <span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">Alonso de Ercilla</span>, hecho cristal y copa en la exaltación jubilosa de <span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">Alonso de Ovalle</span>". Y sigue, en una sola ola entrelazada a su rumor de muelles. "Pasó de un salto a La Conquista, anduvo en los albores de la Patria, vistió casaca azul de guerrillero en plena Independencia, se le consultó la declaración de la República. Y estuvo presente en el escritorio de <span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">Eusebio Lillo, </span>de <span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">Salvador Sanfuentes, </span>de <span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">Guillermo Matta, </span>de <span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">Pedro Antonio Gonzales, </span>de <span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">Diego Dublé Urrutia </span>y de<span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;"> Pezoa Véliz. </span>Desde el día mismo de nuestro nacimiento literario, de nuestro primer llanto enamorado, el mar fue el escudo de armas y el portalón sagrado de nuestra libertad".<br /></div> <div style="text-align: justify;"><br /></div><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;"><div style="text-align: justify;">ESCUCHARLO EN LA VOZ DE LOS POETAS<br /></div></span> <div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Y es por eso, será siempre hermoso escucharlo en la voz de los poetas, y en su "Descripción de Chile", especie de arco de luces y pórtico de "La Araucana", don Alonso de Ercilla ya habla del mar como un padre tutelar.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div></div><div><div style="text-align: justify;">Y los cronistas, que encabezan Alonso de Góngora y Marmolejo, el Abate Juan Ignacio Molina, don Diego Rosales, saben también muy bien lo que escriben cuando escriben del mar. Porque hay mar para todos en nuestra insondable lejanía. Mar para el pescador, para el viajero, mar para el que construye su morada pensando en su insistencia tras los vidrios, para un temporal y su susurro, para su pez ritual de cada día. Para su arena dócil y su roca. Mar para el corazón y los sentidos.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div></div><div><div style="text-align: justify;">La gran<span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;"> Gabriela,</span> con su apellido de viento, el Mistral, lo saluda en su "Pequeño mapa audible de Chile". "En esta inmensa meseta austral se oye, cuando algo se oye, una marea salvaje que pecha entre los canales y forcejea en el gran Estrecho, hacia el interior, apenas poblado, hay unos silencios de hierbas inmensas, de gruesos y dormidos herbazales, que se parecen a los estupores que dan los témpanos en el último mar".<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div></div><div><div style="text-align: justify;">Y<span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;"> Mariano Latorre,</span> que con su "Mar de los chilenos" sigue diciéndonos por primera vez, como el propio mar, su emoción marina: "Al amparo de viejas velas cangrejas húmedas de Chiloé, o cuadras parchadas del Maule, he cruzado tu salvaje soledad, mar de los chilenos, y he bebido tu hábito salobre, hermano del puelche de las nieves y del acre aliento de los pehuenches. Mar de Chile, inmenso y virgen, que no hendieron griegos mascarones, ni supo de velas de púrpura, ni de gaviros expertos, sino de balsas de cuero o trenzadas velas de totora, pero bebió el alma multisonora de los vientos primitivos".<br /></div> <div style="text-align: justify;"><br /></div><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;"><div style="text-align: justify;">CADA POETA EN SU MAR<br /></div></span> <div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El mar es tan adaptable a los poetas, que como si fueran ánforas distintas, se acomoda en ellos, se enrolla y ondula como una serpiente, o se acuna como en el regazo de una madre. Acaso, sin saberlo, el poeta es un mar que sólo encuentra sus pasos en la arena y su actitud interior, sin que lo sepa, es siempre de horizonte. Y por eso se entienden y se hablan los poetas y el mar, desde una piedra golpeada hace cien años por la ola que la suaviza, o desde el ambiente bullicioso de los puertos que se suceden, unos a otros, para no perder el mar sobre la dura tierra.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div></div><div><div style="text-align: justify;">Y unos cantan al mar del sur y otros cantan al mar del norte y otros tratan de inventar el mar.<br /></div><div style="text-align: justify;">"Este es el rudo mar del norte, el que acaricia la soledad de sus desiertos", dice <span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">Andrés Sabella</span> en su cuerno marino.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div></div><div><div style="text-align: justify;">Y <span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">Efraín Barquero</span>: "Me recuerdo corriendo por la orilla del mar; ando explorando grutas y persiguiendo los pájaros. De repente me asomo a una playa solitaria donde hay una blanca bandada detenida: son gaviotas nuevas, me digo, las más hermosas que he visto. Y cuando corro hacia ellas para que emprendan el vuelo no pueden volar: es el cuerpo de una joven dormida".<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Cuántas palabras junta el mar, sin saberlo, sólo con darse vuelta entre sus peces, sus delfines de seda, sus madréporas. Sólo con apoyar su cabeza infinita sobre un banco de corales y pensar en las sirenas que no ha visto nunca.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div></div><div><div style="text-align: justify;">Los poetas más claros, límpidos, que cantan como <span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">Jorge Teillier</span>, frescos desde la muerte:<br /></div> <div style="text-align: justify;"><br /></div></div><div><div style="text-align: justify;">"Vimos llegar mañanas<br /></div><div style="text-align: justify;">que eran bandadas de grullas<br /></div><div style="text-align: justify;">y las seguimos a puertos olvidados<br /></div><div style="text-align: justify;">donde nos esperaban muchachas descalzas<br /></div><div style="text-align: justify;">con las que bailamos en galpones<br /></div><div style="text-align: justify;">donde se guardan las redes y los remos".<br /></div> <div style="text-align: justify;"><br /></div><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;"><div style="text-align: justify;">Y LOS CIEN AÑOS DE MAR DEL GRAN OCEANICO<br /></div></span> <div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Pero de todos los poetas de Chile, ¿quién ha cantado más al mar? ¿Quién lo ha llevado a diario en sus bolsillos, como Teillier sus golondrinas, como Gabriela sus montañas de azafrán, como Oscar Hahn sus gladiolos, como Salvador Reyes los farolillos rojos de sus tabernas, como sus olas el mar? <br /></div></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div><div style="text-align: justify;">Su casa habla por sus poemas. Sus casas, esas barcas amoblada que nos dejó para viajar sin movernos, entre juguetes que cantan entre cajas de música, astrolabios que se confunden con campanas, bolas de vidrios llenas de mariposas que no volaron nunca. Veleros que nos miran desde los muros.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">Neruda</span> que no se cansa de mirar al mar, de crear ventanas para escribir el mar. Que aún dormido lo canta, después de haberlo visto por primera vez en Puerto Saavedra, con el deslumbramiento que nunca pudo desprenderse de su orilla, allá en la infancia. Él como nadie supo oír sus pasos, descifrar su llamado que el hombre no se sabe si escucha o no, dejándole ese oficio a los escritores. Como si todos los hombres no fueran poetas cuando miran el mar.<br /></div> <div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">"Descubrí el mar. Salía de Carahue<br /></div><div style="text-align: justify;">el Cautín a su desembocadura<br /></div><div style="text-align: justify;">y en los barcos de ruedas comenzaron<br /></div><div style="text-align: justify;">los sueños y la vida a detenerme,<br /></div><div style="text-align: justify;">a dejar su pregunta en mis pestañas".<br /></div> <div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Y ese imborrable "Fantasma del buque de carga", que "observa con sus ojos sin color, sin miradas", esa interpretación de lo imposible cuando dice "mira el mar el fantasma con su rostro sin ojos, el círculo del día, la tos del buque, un pájaro...".<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div></div><div style="text-align: justify;">Y es así como mayo llega, con banderas, con hondas claraboyas y cumple como siempre su misión oceánica para que el mar desfile, para que el sol se vista de grumete en cada cerro, y en su banca escolar el niño aprenda que en todo el Universo no hay nada más hermoso que el mar, más sensible que el mar, más preocupado de nosotros que el solitario mar...</div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2903451525177196702.post-58899745332287900492008-10-10T07:55:00.000-07:002008-10-10T07:57:15.281-07:00Aletas rotas/Pescadores de la Baja<span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">X Mario Jaime</span><br /><br /><br /><div>Al sol sin sal terrestre<br /><br />se pudren juntas, añorando agua verde y una esfera de terror profundo<br /><br />bucaneras ebrias<br />fumando brisas de oriente, cubriéndose con polvo las heridas<br /><br />fueron hélices suavísimas<br />seductoras de cardúmenes brillantes<br />volaron sobre arrecifes amarillos y entendieron la gracia de un delfín<br /><br />valientes en la noche oceánica, ciegas, esperaron un mordisco<br />barrieron gelatinas venenosas<br />se posaron en arena nebulosa<br />exhaustas en la ducha<br />dormían abrazadas a los sueños<br />seguras de un mañana, de otra búsqueda<br /><br />contentas en corrientes, vientos, flujos y mareas<br />nunca creyeron en retiros secos<br /><br />ya esperan la basura<br />tiemblan<br />no entienden milagros, el mar siempre corroe<br /><br />y otra vez valientes afrontan la sequía<br />con el orgullo de haber sido<br />ballena, tiburón y gloria<br />con la sangre de un corsario<br />y la goma plástica enmohecida.<br /><br /><br /><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">Pescadores de la Baja</span><br /><br />Chingar sistemáticamente al cosmos<br />cuchillada tras red<br />anegando bahías de intestino y sangre<br />pensamiento cerveza<br />carcajada asesina<br />destino mercachifle<br />fatalidad de basura, desiertos sembrados con leche<br />motor de ubres<br />memoria de aceite<br />mutilada Anfititre<br />barrigas sin ontología<br />carroñeros de un mar que les desprecia.<br /><br /></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2903451525177196702.post-9478453065156102362008-09-22T09:43:00.000-07:002008-09-22T09:45:30.961-07:00Fractal/El llanto de Calipsox Mario Jaime<br /><br /><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">Fractal</span><br /><br />Tú ves sin ver<br />El mar como una mancha sin alma<br />Pero el mar<br />Es mar<br />Y dentro de cada gota un mar<br />Y sus enlaces covalentes son tormentas<br />Y sus hidrógenos sonrientes son ballenas<br /><br />Y afuera de ese mar lo cubre un cielo con estrellas<br />Que es la superficie de otro mar<br />Donde navegan los cometas<br /><br />Y el fondo de ese mar es un átomo acendrado<br />Y su fuerza de atracción es una gota y una brisa<br />Que despeina diosas y las calma<br /><br />Y tú eres un mar<br />Y tu pasión un tiburón enamorado<br />Y tu sangre geostrófica corriente<br />Que confunde el mar con amar y con amado<br /><br />El mar<br />Todo es el mar<br />Y el mar es todo.<br /><br /><br /><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">El llanto de Calipso</span><br /><br />Te di todo<br />Un cuerpo de diosa y un orgasmo infinito<br />Una gruta de mareas con aroma a vida<br />Las branquias del beso<br />El color en mis piernas<br /><br />Y te vas, añorando la necia arruga de una mortal<br />con hedor y pechos lactados<br />que teje<br />que habita los muros<br /><br />Yo soy eterna y libre<br />Te ofrecí la aventura<br /> y el silencio musical de los fondos<br /><br />vete<br />mediocre<br />vete<br /><br />No vale la pena llorar por quién desdeña lo sublimeUnknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2903451525177196702.post-8568319792784951752008-09-21T18:16:00.000-07:002008-09-21T20:13:32.947-07:00Bitacora de un Viaje al Golfo de California<div style="text-align: right;">A bordo en la mar<br /></div><div style="text-align: right;">Crucero de investigación<br /></div><div style="text-align: right;">Buque oceanográfico BI-03 “Altair” de la Armada de México<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">MARIO JAIME</span> <span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">(Ver referencia en Mar y Otros poemas)</span><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">***<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Anclado en la espera.<br /></div><div style="text-align: justify;">Los manglares de Topolobampo miran hacia un pueblo triste y seco. Entenebrece el espíritu la visión de los barcos camaroneros que destruyen el mundo. Agua marrón. Y de pronto el lomo de un delfín se arquea y rompe el oleaje para devorar anchoas. Sombra alegre que brilla. Los minutos se iluminan. En singladura serena ahora pasa un par de marsopas, respiran, siguen al atardecer, saltan despidiendo al día. Sonrío. Aún hay libertad y belleza, el mar espera para poder olvidarme del hombre.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">***<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">He aquí el amanecer de tintes serios. La mar vuelve a saludar el día y sus corrientes se intensifican. Por la noche leí disparates de profetas desérticos que intentaron derrotar a la Hembra y fueron crucificados. La Hembra del amor con cola de pez. Diosa que da la muerte por la reproducción. No morirás nunca, Diosa perfecta, porque anoche vi a los calamares lujuriosos retorcer sus cuerpos dentro de ti, vomitar tinta y morir a sifonazos después de abrazarse en éxtasis. La mujer es carne amoniaco y su sexo ventosa. Honremos al Mar, a la Diosa y a la Carne.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">He aquí el amanecer.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">***<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">A veces los científicos hablan como fanáticos religiosos. ¡Quién sabe qué está pasando en esta época! Calamares pequeñitos alimentándose de día en la superficie, calamares cada vez más grandes que recorren desde Chile hasta Alaska, calamares extáticos a la mitad del mar sacando los tentáculos del agua en posición vertical como si honraran al cielo, ritos cefalópodos. Algo sucede, algo extraño. Sin duda olvidan que el mar es lugar de prodigios y ningún comportamiento encadenado a leyes estadísticas. <br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">***<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Masas verdioscuras. Completa extensión sin palabra. Una mantarraya se desliza cortando espejos con las puntas flexionadas. Conlleva locura, alegría, portento de estar viva y tener voluntad. <br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">***<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Dos pequeñas aves oscuras, con el cuello pardo carmesí, recorren la cubierta. Caminan curioseando, sin atender a los hombres que corren lanzando botellas al agua para saber de silicatos y otras necedades. Son pareja, macho y hembra, volaban sobre la mitad del océano y ahora descansan en esta extraña mole de hierro que flota como una carcasa ebria. Son pareja, saltan juntos, juntos picotean y recorren estas dimensiones absurdas. Juntos levantan el suelo, ya inspeccionaron suficiente. No hay nada glorioso en un armazón muerto, mejor aspirar el cielo. Juntos, sin ausencia.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">***<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">A unas millas de Bahía Altata, leía los ‘Nueve libros de la Historia’. Casi todo era muerte y guerra. Las maravillas que promete Herodoto se reducen a ambición y violencia. Pero el cocinero vio algo a estribor; una embarcación hacía señales. Llamada al puente y cambio de rumbo. El sol se hundía dejando un rastro límpido de fuego calmo. Las aguas rojas. Se pensó en náufragos. Se pensó en ayuda. Un bote blanco con tres a bordo tiraban línea y sonreían, no pedían ayuda: nos saludaban. El buque volvió a su rumbo dejando atrás la tarde y a los pescadores. En el libro, miles de aullidos, pueblos masacrados, traiciones: Tomiris metiendo la cabeza de Ciro en un odre lleno de sangre humana; insultando su cadáver por haber matado a su hijo; los sacerdotes egipcios degüellan a todos los hijos de Fanes sobre cántaros de vino y luego beben su sangre mezclada frente al horrorizado padre. Luego se lanzan contra los persas en batalla. En el mar silencioso unos hombres que buscaron ayudar a otros, hombres que se preocuparon<span style="mso-spacerun:yes"> </span>pudiendo dejarlos morir en alta mar, sin testigos. Hombres que intentan. Creo que fue la única vez sonreí a la tripulación mientras me preguntaba: ¿Qué es esta especie?<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">***<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Luces en la costa.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Un vaso de unicel flota a estribor. Bahía de los sueños. El nuevo nombre de Ensenada de Muertos para que a los gringos y a los turistas no les parezca tan lúgubre. Ahí destruyen los hábitats para hacer condominios, hoteles, al servicio de la oligarquía y el Imperio. Hace unos siglos esto era un paraíso y una trampa mortal para los navegantes. Un pescador ‘sudcaliforniano’ me contó una versión del porqué adquirió semejante nombre: <br /></div><div style="text-align: justify;">Según él, allá en la época colonial, un buque negrero se encontró al garete en estas aguas. Días de calor infernal y las provisiones agotándose. Por fin se quedaron sin agua y sin comida. El viento había desaparecido y las velas dormían flácidas. Desesperado, el capitán mandó botes a tierra para buscar alimento, agua potable. Pero nada encontraron los exploradores, ningún ave que cazar, ningún arroyo cercano. El desierto les ofrecía desprecio. Así empezaron a racional lo poco que les restaba y los negros comenzaron a morir de hambre, al final fueron arrojándolos por la borda uno por uno para aligerar la carga. Quién sabe si no devoraron a algunos. Por fin se levantó el viento y la nave zarpó alejándose de ese lugar maldito, con la culpa a cuestas. Pero las ánimas de los negros aún rondan en las noches pidiendo venganza. Eso es lo que me contó el pescador.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Ahora los espectros tendrán que irse a otro lado. El ‘progreso’ les quitará su oscuridad, sus tibias noches. Ahora habrá piscinas y torpes hombres tomando fotografías ; señoritas ebrias al ritmo de la fiesta sin saber lo que aquí sucedió porque los adolescentes creen que el mundo tiene veinte años de historia.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El vaso de unicel se pierde en las tinieblas. Probablemente asfixiará a un delfín.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">***<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Isla San José es un borrón de repente tragado por lo negro.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El mar de noche es un pulmón que nos señala mortalidad. Las referencias se pierden en una tiniebla inagotable. ¿Será así la muerte? Henchida de frescura, infinita ceguera, presentimiento que ablanda lo trivial y lo transforma en terror sagrado. ¿Qué hacen las criaturas abajo? Banquetes en la oscuridad del abismo, ahora llegan hasta la superficie permitiendo las migraciones verticales. Oscuridad es rutina de los peces. Afuera brillan signos de un ataúd limpio. Detente de una vez por todas, me dice, ven a mis brazos de presión ingente, ven a mi fondo a descansar sobre equinodermos y basalto. Tengo el olvido ¿No ves que mis sales son los suspiros de los que te precedieron? <br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">***<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">En Bahía Yabaros sonó un grito a mitad de la maniobra.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Eran las 23 horas. La luna llena coqueteaba con el mar, incitándolo. Unos dijeron que había sido un lobo marino, otros un cetáceo pues el grito fue agudo y profundo. Luego rieron y olvidaron. <br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Hace 500 años, el mismo grito hubiera sido interpretado como el de un corsario muerto, espectro perdido en la fosforescencia que sigue al barco. <br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Hace 4 mil años, pensarían en sirenas aladas esperando en los farallones o nereidas mitad mujer, mitad pez que enamoran incautos. <br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Hay luna llena y gritos desde la noche. ¿Qué más se puede pedir? El océano es el mismo, sólo cambian nuestras mentiras.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">***<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Desde la inmensidad las bandadas de gaviotas son pequeñas mariposas de luz. <br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">***<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Cuando hay luna llena no se puede capturar calamar. Según los pescadores es por la intensidad de la luz que baña el mar de plata. Los calamares no se concentran en un punto específico, en este caso, las luces del barco o de la potera, sino que se dispersan y la probabilidad de capturarlos es casi nula. Algunos científicos están de acuerdo porque es ‘lógico’. Sin embargo, ayer la luna estaba casi llena y los calamares rodeaban al barco, hoy no y está completamente llena. Si fuese por la intensidad lunar, la probabilidad decaería gradualmente, no de golpe. Imagino, en cambio, teorías que nunca van a aceptar los teutólogos. Quizá los calamares no realizan migraciones verticales porque los invade un terror arcaico al ver el resplandor blanco de su ambiente, como si el mar les hablara en su lenguaje de colores, como si fuese un ingente cromatóforo que señala muerte. En efecto, yo he visto calamares que agonizan y en su angustia se ponen blancos, casi ebúrneos antes de expirar en un color morado intenso. Quizá para ellos sea la muerte del océano, el cambio de estación marina, la renovación, el inicio de sus festivales dionisíacos. Nadar en ese resplandor helado es tabú, es penetrar a un báratro superficial pues su relación con el mundo es opuesta a la de nosotros. Para ellos, el fondo es su hogar y la superficie el límite desconocido donde los valientes se aventuran. Luna llena, terror del cefalópodo. Quizás.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">***<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">De un lado, la perla que incendia las islas; del otro, la perla coqueta que seduce al mar. En medio el campo liso, limpieza sempiterna del índigo. <br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Atardecer en el Golfo, viento de paz con testigo de cielo. Vale la pena haber nacido para respirar aquí, ahora. <br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">***<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">¡Qué alegría ser de agua!<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Deseo tener el color del golfo. Que mi piel se tornasole con todos los matices del azul, del transparente retocado con celeste arpegio, del topacio crepuscular a la distancia, del temporal violeta y su caricia, del negro intensísimo y el pardo fresco que madruga, del nebulosos gris como la leche de ballena.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Estar mojado siempre, romper las moléculas al gusto, dispersarse en chapuzones, gozar sin sed, pestañear con sal y tener cosquillas de anfípodo. Ser libre en la onda que se finge pero no se mueve.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">***<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Se levanta la marejada.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El viento sopla y no es un simple enunciado. Aquí el verbo se convierte en cables oscilantes, cabos sueltos, ganchos que se rompen, snaps torcidos, redes destrozadas. El estómago reza mientras las olas bañan la cubierta. Un péndulo golpe tu cráneo. Se navega con el cerebelo borracho y dan ganas de atarse a la baranda y gritarle a la diosa que te devore completo, en su torbellino amoroso, sus labios de brazas y su sexo tentacular. Miro el salvavidas naranja y resuena una carcajada en los trenes brutales que llegan desde todos los puntos. De la muerte me separan cinco centímetros de metal. Cada minuto es una victoria y el viejo barco se las sabe pero nunca presentirá que singladura será la final.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">***<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">¡Qué rápido se caen las teorías! <br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">¡Qué soberbia el del científico que afirma algo sobre lo natural! <br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">La que formulé sobre los calamares y la luna llena fue totalmente falsa. En tres noches consecutivas de luna llena, la tripulación capturó a montones. No sólo salían a la superficie sino que parecían poseídos por un frenesí lunático. Se perseguían tratando de comerse unos a otros, uno salió sin aletas y sin ojo de esa refriega caníbal. Ahora podría hacer nuevas teorías en el aire sobre el poder seductor de la luna en el comportamiento cefalópodo, pero serían especulaciones tan falsas como la primera. Sonrío ante la futilidad de la disquisición. Quédese como poema.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">***<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Los humanos lanzan hidrocalas a 100, 75 y 25 m de profundidad. Se afanan en bajar un aparato a 300 m para monitorear la temperatura y la conductividad. Corren destrozándose la espalda para enganchar las pesadísimas redes en busca de ictioplancton.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Más allá, dos lobos marinos toman placidamente el sol en medio de una marejada que los arrulla. Son dos hembras apacibles. Se desvanece la niebla bajo los rayos. ¿Cuál es la especie inteligente?<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">***<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Aleta de tiburón al amanecer.<br /></div><div style="text-align: justify;">Manchón marrón y luego un matiz sereno. Pequeño pez vela salta bajo los pelícanos. Todos huyen. No es casualidad. Un aroma penetrante copa el viento, pronto se vuelve tufo y los animales dan la vuelta. El color del mar se difumina en un verde grisáceo.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Guaymas, donde el golfo pierde su romanticismo. <br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">En efecto, un oceanógrafo químico hace la observación de que puede ser la bahía más contaminada del país. 24, 000 bacterias coniformes por mililitro. La superficie se llena de micelas que forman una rebaba asquerosa. La armada tiene un proyecto de dragado pero es un círculo vicioso. A la distancia se ven ominosos esqueletos de hormigón, son las enlatadoras y harineras. Morgues del océano. ¡Quién sabe cuentos millones de animales han sido desechados sin ningún respeto! Sus vísceras tiradas al fondo en ausencia de cualquier ritual. Los peñascos erizados de saguaros se alimentaron de leprosos hace siglos. Ruinas por doquier, la peste se adueña, imperial.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El barco atraca flotando sobre leche con chocolate. Los análisis indican que no hay oxígeno en estas aguas. Astilleros y desechos industriales. Ejemplos de cómo los paraísos se convierten en caños asesinos abundan en nuestras costas. <br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El sol de Sonora parece incrementar su radiación, quemar a propósito, castigar al inconsciente que mira de forma estúpida los automóviles en hilera sobre el cerro. ¡Qué hermoso sería el planeta sin humanos!<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Sin embargo, la vida es un milagro tal, que aún se puede dar en esta malteada anóxica. Un imbécil captura una morena que se enreda en la piola. Me pongo guantes y aferro al pez, noto su tremenda fuerza, la turgencia de sus músculos tan diferente al bofo tejido de un pez muerto. Trae el anzuelo atravesado en la branquia. Le grito a otro que se apresure a ayudarme, giro el cuerpo desesperado del animal para desenredarlo. Mi ayudante corta la línea con cuchillo. Ya libre lanzo la morena al agua. Sigue viva y serpentea llevándose su cuerpo color crema, envuelto en suspiros de salvación. <br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">A duras penas se ven cardúmenes de lisas. Los peces saltan como deseando suicidarse, queriendo escapar de esa nata apestosa y ácida. <br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">De las costas contaminadas en el golfo, Guaymas supera a Topolobampo y Navachiste. Aquí hay más barcos camaroneros apiñados, frotándose en asquerosa complacencia antes de zarpar y barrer con toda la fauna con sus redes de arrastre. Todo cae en ellas y todo, excepto los crustáceos y algunas tortugas, se desecha muerto.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Bajo el muelle se arremolina la basura; bolsas de plástico, botellas de refresco, latas de aceite, excrementos a flote. No hay dinámica en esta bahía, las corrientes son nulas, los pelícanos presentan un plumaje roñoso cargado de grasa negra.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Atracamos, dos días para cargar combustible. Los marinos saltan en busca de alcohol y putas. En el barco sólo quedan las cucarachas, complacidas entre los platos y la mayonesa. Voy en una lancha. Frente a mí un oficial con pistola, detrás un marino con metralleta. Nunca podré sentir respeto por alguien que porta un arma.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">La ciudad es peor. Cajas de zapatos en concreto como viviendas, talleres que exudan amoniaco, ingenios abandonados, edificios del siglo XIX roídos por el bostezo. Los perros flacos miran láminas polvorosas, calles sin alma, ruido de llantas, hombres y mujeres corriendo por doquier, sudando, escarbando el vacío de su indiferencia. Humo de chimeneas y plazas comerciales. Cientos de adolescentes aburridos en la parada del autobús atentos a sus teléfonos celulares. Paredes secas, pintura rota, la decadencia contagia suciedad. ¿Quieres que cante, musa? ¡Qué puedo cantar aquí, en medio del asfalto y la estulticia! <br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Deseo la luna, deseo algo intensamente sacro pero sólo percibo trivialidad absurda, risas sin espíritu, religiones manchadas con ignorancia, manos que destazan, bocas que mastican.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">***<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">A 20 minutos en camión San Carlos ya es otra cosa.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Pueblo de y para los gringos, se penetra al territorio del idioma inglés y del dólar.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Enmarcado bajo el ‘cerro de las tetas de cabra’, que es en realidad una espectacular montaña, San Carlos se renueva con tupida vegetación. Un boulevard lleva hacia galerías de arte, negocios de comida, antros, discos y bares. La marina y los hoteles son de lujo, los mexicanos trabajan para que el imperio goce. Casas bellísimas con albercas y esculturas se alinean frente a la playa, a menos de cinco metros de la línea de marea. Los norteamericanos ‘dejan’ que la gente camine por la playa con la ‘condición’ de que no ensucie ni moleste. Ancianos robustos envueltos en carcajadas de cerveza que se adueñan del mundo. Veteranos de Vietnam que cobraron su premio por asesinar en un rincón tropical, arrogantes vejetes paseando perros, comprando y edificando sus casas de invierno. ¿Llegará un gobernante a expropiar esto y devolverle a México su dignidad y soberanía? La risa plantea un semblante patético. Este país es el parque de diversiones más grande que poseen los gringos, una estrella más en su bandera. <br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">La noche se hizo para ellos. Los rubios invaden las cantinas para vomitar, ver el baseball, cantar frente al karaoke. Pululan los extranjeros, ellos se divierten mientras Andrés, mi guía en el pueblo, tiene que cocinarles tacos y lavar sus veleros para vivir. Vagamente recuerdo que desean convertir La Paz en algo así, más bien toda la península, más bien todo el país. Pero a mi generación y a las subsiguientes y a nuestra predecesora no les importa. Las biólogas que venían en el barco cenaron en un Mc Donald’s. <br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">La noche se pierde en vapores absurdos. Las putas salen a las once. Humo de cigarro y ángeles desnudos. Un efebo, quizá Rimbaud, atrapa el talle de una Afrodita danzando hip-hop. En otros tiempos este hermoso hombre y esta deliciosa mujer hubiesen sido adorados como dioses. Lástima de neuronas, los hace bellos su carne pero la genética no se obtiene con voluntad. <br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El tiempo aquí se devora solo.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">***<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Al otro día, los marinos vuelven con las ojeras a punto y el aliento a vómito. <br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Hazañas de taiboleras y litros de alcohol en el hígado. Esa es la vida de estos servidores de la patria. <br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Zarpamos. Guaymas queda detrás, intentando todavía atraparnos con su peste. De nuevo el mar límpido, pero ya con una nota de gemido, como si su impenetrable poder se viese al borde de la resignación, de lo que sufre.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">***<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Alguien saltó a estribor. <br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">No te puedo decir si un delfín, un marlín o un lobo marino porque no llegué a distinguirlo. Miraba los relámpagos a popa. Y pensaba que también ellos son efímeros.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">***<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">En la sala de esparcimiento, colgado de la pared, hay un cuadro que tiene una hoja color sepia donada por Ramón Bravo cuando visitó Arrecife alacranes a bordo del Altair. Es un pensamiento de Roger Ravelle escrito en 1969. Lo transcribo:<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Los oceanógrafos tienen lo mejor de dos mundos. Sin embargo muchos de ellos consideran como extraordinariamente satisfactorio, encontrarse lejos de la costa más cercana, en el pequeño barco aceitoso e incómodo de su negocio, aún en medio de una violenta tormenta y no digamos ya en uno de esos maravillosos días en el trópico cuando cielo y mar sonríen y están serenos. Creo que la principal razón de ello está en que a bordo tanto el pasado como el futuro desaparecen. En efecto, poco puede hacerse allí para remediar los errores del pasado y ninguna proyección para el mañana puede contar con la imprevisibilidad de los barcos y del mar. Vivir en el presente constituye la esencia de la existencia del hombre de Mar.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">***<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">No es nuestro Golfo. Somos parte de él.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">No es nuestro mar. Es el útero de la diosa que forjó la vida y nuestra memoria genética. Todo nos recuerda a él aunque seamos criaturas terrestres. Nuestras venas y arterias son el recuento de la necesidad por llevarnos el mar adentro.<br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Él no nos da sus recursos, nosotros se los arrebatamos y ni siquiera la pagamos la intromisión con nuestro esfuerzo para respetarlo, mantenerlo, amarlo.<br /></div>Unknownnoreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-2903451525177196702.post-84865162904425971582008-09-10T09:54:00.000-07:002008-09-10T11:03:04.683-07:00Mar y otros poemas<span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">Mario Jaime, poeta mejicano(1)</span><br /><br /><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">Mar</span><br />El mismo mar es el poema<br />no lo empañemos con palabras<br /><br /><br /><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">Duda metafísica del tiburón blanco</span><br />¿Quién soy en este mundo de belleza y danza?<br />¿Por qué no puedo detener mi rumbo?<br />¿Qué potencia inmensa delegó mi forma y mi dominio?<br />Atento y precavido a cada ebullición y sombra<br />Escucho el ritmo del espasmo muscular<br />Siento ráfagas armónicas que provienen de mi calma<br />Veo las ondas de otras vidas al azar<br />Sé de la potencia orgánica exultante de alegría<br />Y a veces lo infinito me parece inexpresable<br />Busco entender si soy un sueño inteligible<br />Poder supremo entre los dioses<br />O el Mar es el producto de mis lágrimas<br /><br /><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">CANCIÓN DEL ZOOPLANCTON</span><br />Una larva de pez transparentada<br />Gelatinas pegajosas al color<br />Blancas patas, curvas afiladas<br />Triangulitos con antenas sin sabor<br />Bolsas de agua, submarinos con ojotes<br />Hilos suaves se devoran sin control<br />Farolitos, gusanotes y huevitos<br />Lentejuelas con uñitas de bombón.<br />Confeti azul y diminuto<br />Dentadas lunas, una esfera detrás del sol<br />Guiños demoníacos, arcos y trapecios.<br />Embotellamiento vial de flotación<br /><br /><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">Canción de las nereidas en la tempestad</span><br />Ánimo, marinos<br />No temáis al fondo<br />El fondo del océano es frío<br />Pero nosotras los abrazaremos<br />Hay arena fina<br />Y magma que enciende corazones<br />La tempestad en buena<br />Es el beso de la Diosa del mar<br />Vengan a los fondos<br />Y vivirán para siempre<br /><br /><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">Océano</span><br />Océano. Golpe abrumador de colores e incendios. Tú, limítrofe entre la soledad y el peligro. ¿Quién te saluda en los leves rumores? Desde tus iras que lamen tus cielos hasta la calma de helados infiernos. Un grano es el rango de lentos farfullos, minúsculas gotas carmines, cenizas blancuzcas, neonatos en tiempo y cadencia. De ti salió el mundo y eso murmullan balanos, volcanes maduros, gregarios que petrificó la gorgona en la roca que besas. Tu sed nunca acaba, enorme y distante. Eterno egoísta que sabes como inspirar la locura. El amor debió brotar cuando el sol bañó en tu fineza la risa. Infatigable subes y lloras. Jala el tirón la riente espuma. En cada rincón un “plop” un “scuat” y el límpido labro que gira bajando. Introdúcete en los recovecos del hado. Nadie equipara el poder como tú. ¿Qué otro universo originó y mantiene a tantos? Y conservas, titán, el horizonte plano donde gime el silbido y florecen las trombas.<br /><br /><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">Oda al elefante marino</span><br />Se retuercen en las tardes de inopia gorda<br />y braman produciendo maremotos<br />ruedan por las rocas en el sueño lánguido<br />días sin moverse, costales modorros con bigote<br />¿Qué sueñas bajo las moscas de sol que te acompañan<br />y la sinfonía rompiente que te arrulla?<br />¿Qué amores de mole y diente te apasionan?<br />Harem de grasa tierna y macho garañón de trompa y beso<br />Pesadillas con dentina blanca y aletas triangulares<br />Mambos mudos y jalea geológica en tu güeva<br />Flojera mineral sublime<br />Ojos derrite fierros<br />Con tu rostro mojigato que provoca abrazos<br />Nos enseñas la paciencia y la agresión celosa<br />Que la vida es amar a muchas y engordar contento.<br /><br /><br /><br />(1)Egresado de la escuela de escritores de la SOGEM. Estudió dramaturgia en el INBA.Autor de las obras: La Diosa de los juguetes, El Tardígrado, El ángel de las tinieblas, Rukinasilmë, el trance del cisne azul,La nereida enamorada, Lilith, estrenadas en diversas ciudades de México y La Paz. Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2903451525177196702.post-7412258115749204802008-09-07T16:02:00.000-07:002008-10-18T07:42:26.627-07:00Todavía agua y otros poemas<span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">Hector Alfaro Jofré</span><br /><br /><br /><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">todavía agua</span><br /><br />la vida no sabe como nacer<br />como suavisar las esquinas rotas<br />agua y relámpagos asombrados<br />todavía no han parido dolor<br />sólo hay entusiasmo en las aguas<br />y fatiga en la luz microscópica<br />virada por la espera desolada<br />las rocas, dureza contrita,<br />aun no han sido demolidas<br />hay ansias de vuelo en ellas<br />solas desintegran el amor marino<br />amor que azota el lado<br />tibio de las sombras<br />y dice azote cuando es una caricia<br />aquí se acomodará<br />la vida de agua<br />cables elásticos<br />que el mar parirá<br />aquí aprenderán a nadar<br />a embriagarse de agua<br />danza de siglos<br />rocas sollozantes<br />inventan el amor<br />corpúsculos escapados<br />de la paciente humedad triturada<br />amor futuro<br />ojos tristes<br />luz intencional<br />piel que aun no se ha secado<br />que aun no tiembla en el miedo<br />que no crece con la caricia<br />todavía aguarda el quiebre<br />todavía agua y sed<br />relámpagos ciegos<br />verán la luz de la vida.<br /><br /><br /><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">un día de enero</span><br /><br />un día de enero me retiene junto al mar<br />sol y espuma de medusas maduras<br />desprendidas de este mar viajero<br />este mar alcohólico que extravía sus criaturas<br />en ojos rasgados mientras pájaros de incognito<br />se alejan en abrumadas esquirlas de piel y plumas<br />prolongando el aire en un batir de dudas<br />hasta desaparecer en un paraiso tan escueto<br />que no caben las esperanzas<br />y deben plegar las alas y esperar<br />a que salgan las alegrías blancas<br />y el sonido que destroza el paraiso<br />estalle con el sudor marino<br />todos vamos al despeñadero<br />una quimera de piernas débiles<br />vamos al norte tan al norte que ya es el sur<br />vamos con un desperdicio de temores,<br />una bandada de estupor y algo más<br />con nosotros vuelan hombres oscuros, heridos,<br />ensangrentados hombres van<br />sobre las espaldas del aire van<br />eludiendo árboles alados van<br />eludiendo fusiles mercenarios sangre expandida viene volando<br />azul sale volando<br />desprendido del mar vuela azul<br />amarillo vuela como sol castrado<br />tropieza con nubes de acero repujado<br />cielo volado<br />lo oigo desprenderse, lo escucho en mi garganta<br />se desnuda la tierra abrasada y desgarrada<br />por este sol de helio mojado de ruptura<br />algo alucinante este planeta<br />que se muere sin sol<br />que se ahoga en sus escrementos<br />que envejece en bolsillos pantagruélicos<br />campanadas cada ocho horas arengan<br />el adios del sol<br />una mancha muy larga que cae sobre cascos guerreros<br />sobre rostros demacrados también cae<br />tan larga mancha invade el territorio<br />de las pesadillas que deshacen la forma<br />de las hadas y bufones palaciegos<br />y muere en la curva de mi universo<br />últimos latidos de este sol engorroso y lento .<br /><br /><br /><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">un sayo de antigua desolación</span><br /><br />el mar necesitó del tiempo<br />para cerrar las heridas<br />descalabrado por la huida<br />de gotas salpicadas.<br />el mar blanco lamió<br />los esqueletos acusadores,<br />las gotas contritas lamió,<br />encapsuladas en el aire subieron<br />gotas, soledad que<br />superó el espíritu marino<br />fragancia en ojos tristes<br />espíritu marino<br />sudor ambiguo<br />que amó las rocas<br />estrelló allí sus gemidos<br />cuando la tarde regresó al mediodía<br />abierto en llagas,<br />el mediodía<br />una espera en caminos cercados<br />por estas aguas machacadas.<br />parece que el espíritu<br />acabará por fraguar en ojos tristes<br />y ya no escapará<br />con los últimos rayos de luz<br />esa luz que se desintegra<br />como un sayo de antigua desolación.<br />fragua también el peso<br />de los acontecimientos<br />concluye el diálogo<br />que, sin embargo, se entretiene<br />con el viento que empuja<br />(poco más sabe hacer)<br />y con las olas, pulso del deseo<br />que fatiga<br />impaciencia y azote<br />suave mordedura en senos<br />blancos y helados<br />barro púbico<br />en cuya desnudes me baño<br />limpio mis cenizas<br />y rasgo mi dentadura<br />en la maleza de tu adiós.<br /><br /><br /><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">el sonido de la ausencia</span><br /><br />! oh mar !<br />tienes lo mejor<br />en el sonido de la ausencia<br />guardado en caracolas<br />de brillo empedernido<br />sonido<br />la oreja del sonido<br />aferró la música del roce<br />que el placer adelgazó,<br />elevó y trasladó al oído<br />olas chocando sonido,<br />aira irascible sonido,<br />peces sudorosos sonido<br />clamando por serena soledad<br />ofuscados y ansiosos de sol<br />que este mar no puede darles<br />sólo hay miedo y sonido<br />una herida perpetua,<br />caminos que se esfuman<br />antes que alguien<br />se acostumbre a ellos,<br />antes que el ritmo de las aletas<br />acune el hábito.<br /><br /><br /><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">el aliento largo</span><br /><br />me detengo en algún lugar<br />entre mi mar y vuestra cordillera<br />pero habeis robado<br />mis algas, mis peces,<br />las conchas que esgrimieron<br />el aliento largo<br />inútil defensa.<br />todo os lo llavasteis<br />penetrais hasta mis aguas<br />inundadas de sales estropeadas<br />pero aun con afiladas garras,<br />deshabitadas garras que construyen<br />mis sueños, mis bóvedas<br />espacios marginales inadecuados<br />para industrias de salario tan escaso<br />que duelen los parietales<br />y se traban los maxilares<br />pero entran redondas golosinas<br />en silencioso cabalgar<br />! oh traición !<br />hasta llegar a mis huesos famélicos<br />y destrozar la rigidez necesaria<br />oxidadas memorias del ser profundo<br />en tranquila espera del olvido.<br /><br />(1) Héctor Alfaro Jofré, poeta chileno muy prolífico y aún inédito. Nació en La Serena el año 1935. Estudió Pedagogía en Biología y Química en la Facultad de Ciencias del Instituto Pedagógico de la U. de Chile, en el cual se tituló en 1962. Se Doctoró en Química en la prestigiosa Universidad Carolina de Praga en la antigua Checoeslovaquia en 1966.Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2903451525177196702.post-83216239782564476462008-09-04T18:22:00.000-07:002008-09-04T18:32:32.998-07:00Un mar de contradicciones<span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;">Esteban Coñoman Guzmán (1)</span><br /><br />Esa sal que corroe el metal,<br />Como una lágrima, en trasnoche,<br />Deshacen… el riel maldito<br />Y sus cadenas…<br />Las familias y la historia,<br />No será un simple adiós,<br />Será un – presente; ahora y siempre,<br />A plena voz, tu nombre sin cuerpo…<br />Retildara incesante, no callará<br /><br />Hermosas olas, indomables<br />Porque cobijaste tal dolor?<br />Serán esos tus colores?<br />Serán ellos tus colores?<br />Hermosas olas indomables,<br />Porque no dices la verdad?<br />Queda patria, quedan madres,<br />Quedan tumbas por llenar<br /><br />Hermosas olas indomables,<br />Porque no dices la verdad?<br />Si los culpables aun comulgan,<br />En Vitacura, en libertad!<div><br />Lloro por ti sin nombre,<br />Lloro por mí también,<br />Hermosas olas indomables,<br />Gracias, ya entendí el por qué<br />Tus olas traen a puerto el delirio,<br />Todas tus lagrimas también…<br />La sal de tus gigantes ojos,<br />Son por tus muertos y este clamor,<br />Hermosas olas, indomables<br />Porque cobijas tal dolor?</div><div><br /></div><div><br /></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">(1) Poeta chileno de Cerro Navia, gestor cultural y vecinal </span></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2903451525177196702.post-69296205514065551382008-09-01T08:25:00.000-07:002008-09-01T08:35:08.755-07:00De Explicaciones con mar y otros elementos, Trento, 2007<strong>Gabriel Impaglione (1)</strong><br /><br /><br />De las criaturas marinas<br />el rumor sin fin, bramido a veces, ondulaciones<br />que estiran el trazo perpendicular de la luna.<br /><br />Cómo es la vía láctea a través de la piel oceánica?<br />Orión es una cinta de nácar a la deriva?<br /><br />De las criaturas marinas,<br />de sus manos de secreta música<br />viene a las orillas la dulce artesanía.<br /><br />Pequeñas esculturas de venus abisales,<br />torsos de gobernantes de los acantilados,<br />vasijas de vino coral, proas rotas,<br />sombreros de cultivadores de plactom,<br />talladas astillas de fabulosas carrozas nupciales.<br /><br />Dónde el diminuto museo del vaivén de las olas?<br /><br />Las cartografías del lecho oculto?<br />Las olas gigantes que abaten las costas<br />son marchas ecologistas?<br /><br />De las criaturas marinas el canto impregnado<br />en los cuencos de la piedra.<br /><br />Las ciudades del salitre que se extienden en la arena,<br />los ecos de las fosforecencias<br />tejiendo su red de luz azul.<br /><br />Dónde se construyen las corazas de los peces guerreros?<br /><br />Qué ramo de corales las novias de las profundidades?<br />Quién forja el metal del pez espada?<br /><br />De las criaturas marinas<br />la rosa del coro de los vientos,<br />destinos terrestres nacidos del vientre de las mareas.<br /><br />Las estrellas de mar brillan como constelaciones?<br /><br />El crepúsculo es la polvareda de fuego<br />que alzan los caballos de mar en su galope?<br /><br />El pez cartero distribuye botellas de isla en isla?<br /><br />Quién hila plata y teje redes<br />que palpitan en la superficie?<br /><br />Supe que de los cañones vencidos<br />hacen túneles del horror<br />y con todos los naufragios han alzado<br />la gran ciudad de la melancolía.<br /><br />De ellas el latido<br />que estremece el tiempo en altamar<br /><br />En altoamor<br />donde tus ojos, oro infinito,<br />besan los confines de mi silencio.<br /><br /><br /><strong>A los pescadores de Reta</strong><br /><br />Fue tarde entonces cuando estrené los brazos.<br />Cuando recibí barba y bandera<br />las orillas estiraban<br />su soliloquio entre los pájaros<br />y no había sino huecos espumosos<br />en el lugar donde se multiplicaron las barcazas.<br />Quién sabe dónde las redes,<br />en qué graves mareas se hundieron los oficios.<br />Llegaban cegando la luz horizontal<br />del crepúsculo<br />cargados de plata refulgente,<br />agotados y sonrientes bajo sus sombreros.<br />Victoriosos burladores de arcanos marinos<br />llegaban a la costa montando las rompientes,<br />blandiendo sus puños mordidos por las cuerdas.<br />Allí latían revelaciones de ultramar,<br />se narraba la gran ciudad del agua y el salitre,<br />comenzaba la contabilidad pieza por pieza<br />de mano en mano, centavo a centavo.<br />Se le cantaba al cardumen como al sol o al aire.<br />Llegué tarde al vértigo del oleaje,<br />al perfume exacto de la rosa de los vientos.<br />Allí, de pie, en otro siglo de huellas descalzas<br />tan sólo un roído barco hundido en la arena<br />y lejos la estela de los pesqueros invisibles<br />sobre cuya ruta aún trazan su círculo las gaviotas.<br />De vez en cuando un viejo pescador emerje<br />vestido de algas, de peces de relámpago,<br />y desata los nudos marineros de los vientos<br />mientras un niño, calladamente alegre<br />rompe el límite del agua con la risa.<br /><br /><br /><br />(1) Gabriel Impaglione, poeta argentino, fotógrafo, periodista y Editor de la connotada Revista de poesía Isla Negra. Nació en Morón, Buenos Aires, en enero de 1958. Reside en Italia.Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2903451525177196702.post-6820327491194222982008-08-30T22:47:00.000-07:002008-11-05T11:25:30.259-08:00Poemas del mar<span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold; "><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><span class="Apple-style-span" style=" font-weight: normal; font-family:Georgia;"><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;"><span class="Apple-style-span" style=" ;font-family:'trebuchet ms';">Fesal Chain (1)</span><br /></span><div><br /></div><div>En la historia poética chilena hay muchos poetas que escriben al mar o desde el mar, pero hoy en la tarde, leyendo y releyendo a Neruda, me encontré, con una cierta sorpresa, que el tema del mar en nuestro poeta, no es meramente un objeto poético fundamental en él, como ya se sabe, sino que Pablo atraviesa su propia poesía, la conforma y la destruye con y desde el mar. <br /><br />Es como si hubiese querido ser un poeta solamente del mar y que dada su energía y creatividad cuasi infinita, no le haya quedado otra que hablar y escribir sobre todo lo demás. Posiblemente no sea esto novedoso, en el sentido que Neruda hasta el hartazgo, ocupa la playa y el puerto y el agua completa del océano e incluso de las vertienetes de los cerros, desde sus casas construidas y habitadas por él mismo y colmadas de objetos marineros, que hoy le trascienden en el imaginario popular, incluso más alla de su propia poesía. <br /><br />Sin embargo a lo que me refiero, no es a la mera convivencia del poeta con el mar. Lo que me di cuenta de él en esta relectura, es que Neruda, nacido en Parral y crecido en la Araucanía, llegó a la poesía para declarar el sitial fundante del mar en la creación total del universo y de la palabra, y que realmente él mismo era un ser del mar, como podría ser un pez tornasol o un gran cetáceo, y que moviendo sus dedos y uñas como las aletas y escamas que fueron, ocupó la la tierra, caminó por este pequeño país, para demostrar como lo ha hecho la tradición milenaria de la Torá y del Sabath, que fuimos peces y no meramente monos, y que somos hoy mamiferos marítimos, perdidos en el mundo terrestre como ágatas pulidas y tiradas en un plato de cualquier mesa de centro, de una casa abandonada en el desierto.<br /><br />LA ESTRELLA<br />Jardín de Invierno, Losada, 1974<br /><br />Bueno, ya no volví, ya no padezco<br />de no volver, se decidió la arena<br />y como parte de ola y de pasaje<br />sílaba de la sal, piojo del agua,<br />yo, soberano, esclavo de la costa<br />me sometí, me encadené a mi roca.<br />No hay albedrío para los que somos<br />fragmento del asombro,<br />no hay salida para este volver<br />a uno mismo, a la piedra de uno mismo,<br /></div></span><span class="Apple-style-span" style=" font-weight: normal; font-family:Georgia;">ya no hay más estrella que el mar.</span></span></span><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><br /></span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><br /></span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">Poemas de Fesal chain</span></span></div><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;"><div><br /></div><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">Mar y mente</span></span><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><br /></span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">el mar golpeteado</span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">por las gaviotas</span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">en picada las gaviotas</span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">sobre el mar pacífico</span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">y en la mente </span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">piedrecillas</span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">a la velocidad de la luz</span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">arenisca arañando</span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">los menadros</span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">de la mente</span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">a la velocidad de la luz.</span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><br /></span></div><div><span class="Apple-style-span" style=" font-weight: bold; font-family:'trebuchet ms';">Abandono</span><br /></div><div><div><br /></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">Por la cúpula de cristal</span><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">cae a chorros estridentes</span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">el agua salobre</span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">de la cascada</span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">en el profundo mar,</span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">en la cúpula</span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">musgosa y oxidada</span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">en su contornos de metal<br /></span><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">se guarda</span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">el cadaver de Poseidón </span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">terrorífica fotografía</span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">de tiempos idos,</span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">el barbón de mármol<br /></span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">me invita a su guarida</span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">yo arranco nadando</span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">con pavor</span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">mientras los cetáceos</span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">pegajosos</span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">me rozan la piel</span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">y me aúllan</span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">que vuelva</span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">que vuelva</span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">que soy el hijo pródigo</span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">que no debo </span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">salir a la superficie</span></div></div></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;"><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal; "><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">que no los deje otra vez.</span></span></span></div><div><span class="Apple-style-span" style=" font-weight: bold;font-family:'trebuchet ms';"><br /></span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-weight: bold;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">UNA MANCHA</span></span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><br /></span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">Acá en el mar</span><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">en su orilla </span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">como un personaje pictórico</span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">de Couve</span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">soy tan solo una mancha </span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">en el devenir del tiempo</span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">soy acaso un cuerpo</span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">en sfumato</span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">entre el cielo y el suelo </span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">y el mar aceitoso</span></div><div><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">de esmeraldas y leche,</span></div><p class="MsoNormal"><span style=";font-size:100%;"><strong><span class="Apple-style-span" style="font-weight: normal; "><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">eso soy.</span></span></strong></span></p><p class="MsoNormal"><span><strong><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><br />MARTA, LA PRIMERA DE TODAS<br /></span></strong><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><br /></span><em><span style="font-size:85%;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">A Don Neftalí y en su nombre<br />a todos los compañeros de la Exequiel</span></span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><br /></span></em><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><br />Era profesora<br />Marta era su nombre,<br />yo tenía 10 años<br />y nunca supe de su historia<br />hasta que llegué a esa pequeña célula<br />de la vieja población obrera.<br />Ese era su nombre<br />y bajo Marta Ugarte nos juntábamos<br />a luchar, a organizar<br />con los viejos y queridos compañeros,<br />de esos días siempre me acuerdo<br />de la tarde de verano de mi juramento<br />los sandwich de jamonada<br />entre las máquinas de coser<br />y las pausadas palabras de Don Neftalí.<br />Bajo el nombre de Marta Ugarte<br />nos juntábamos<br />te repito, era profesora<br />y fue la primera y la única<br />que el mar<br />el triste mar de esos días aciagos<br />el negro mar de esas noches tristes<br />devolvió a sus costas.<br />Mar justiciero y bonachón<br />Mar del lado de los pobres<br />y de los valientes de siempre.<br />Marta, nuestra profesora<br />la misma que nos enseño las tablas<br />o a lavarnos las manos<br />o a leer a Oscar Castro<br />en los libros de la escuela,<br />¿Te acuerdas?<br />Marta la primera<br />la única devuelta<br />por nuestro mar<br />a favor de los humanos.<br />Fue encontrada semidesnuda<br />y dentro de un saco<br />amarrado a su cuello<br />con un alambre.<br />Ese mar que ahora<br />tranquilo nos baña<br />la devolvió lejos de su casa<br />allá en Los Molles<br />en la playa la Ballena.<br />Marta Ugarte,<br />la conocí por la Exequiel<br />cuando bajo su nombre nos juntábamos<br />a luchar, a organizar, a soñar nuevamente<br />con los viejos y queridos compañeros</span><strong><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">.</span></strong></span></p><p class="MsoNormal"><span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><strong></strong></span></span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"> </span></p><p class="MsoNormal"><span><strong><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">EL MAR DE CHILE 1<br /></span></strong></span><span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><br />Cuando voy al mar de Chile<br />Al hermano mayor<br />Que cubre los largos e interminables<br />E infinitos kilómetros de Chile<br />Y veo sus olas revueltas y el frío </span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Temblando en las piernas<br />De las mujeres de los pescadores<br />Y las gaviotas y los lobos<br />Pienso en el hermoso y duro Marinetti<br />En el futurista que cantó al automóvil<br />Y a la fuerza<br /></span><i><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">¡Oh grande, rebelde y feroz mar!<br />Mar vengador,<br />Mar como hule incoloro<br />¡Anda! ¡Salta!<br />Salta con salto elástico<br />Hasta las nubes, hasta el cenit.</span></i><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><br />Y cuando veo trémulo y distante<br />Las algas verde ámbar<br />Y las ágatas redondas chocando<br />Y los gritos del elefante<br />Con su vaho volando<br />Por los kilómetros interminables<br />De la patria<br />Pienso en el hermoso y duro Marinetti<br />En el futurista que cantó al automóvil<br />Y a la velocidad del rapto<br />De las masas sin miedo<br /></span><i><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">¡...Y luego botar y rebotar, sin cansarte<br />Como una enorme bola!<br />¡Inundar orillas, puertos, muelles, agachados<br />Como búfalos bajo sus retorcidos cuernos<br />De humo!<br /></span></i><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">Cuando voy al mar de Chile<br />Al hermano mayor<br />Que cubre los largos e interminables<br />E infinitos kilómetros de Chile<br />Y veo sus olas revueltas y el frío </span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Temblando en las piernas<br />De las mujeres de los pescadores<br />Y las gaviotas y los lobos<br />Pienso y pienso y pienso<br />En el hermoso y duro Marinetti<br />Que cantó a la muchedumbre </span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Carismática<br />Embelesada por su propia marcha </span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Firme sobre la tierra negra<br /></span><i><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">Aplasta, oh mar, las ciudades </span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p></span></i></span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><br /></span><i><span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">con sus corredores de catacumbas<br />Y aplasta eternamente a los viles,<br />A los idiotas (…) y siega, siega<br />De un solo golpe las espaldas </span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Inclinadas de tu cosecha.<br /></span></span></i><span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">Cuando corro por la arena<br />Como un desvariado<br />Y monumental gigante<br />De alas blancas<br />Cuando miro la roca que estalla<br />Sobre mi mar de Chile<br />Cuando miro a los pescadores<br />Que vuelven de la jornada<br />Popular y hambrienta<br />Del pescado barato y mal mirado<br />Pienso, busco, pienso y busco<br />A Marinetti<br />Cuando gritaba frenético<br />Como yo quisiera hacerlo:<br />¡Oh mar<br />Mar de Chile, mar tempestuoso<br />Y vengador ¡<br />Oh mar de Chile mío<br />De mi Patria herida y degollada,<br /></span><i><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">Haz machucar los pozos<br />De los millonarios,<br />Tocándolos como tambores!<br /></span></i><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">Y luego, sentado sobre su arena<br />Me deleito en soledad,<br />Como un niño<br />Que juguetea con su rifle<br />Y una granada de mano.</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal"><b><span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><br />MAR DE SILENCIO</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p></span></span></b></p><p class="MsoNormal"><span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p>Mar de silencio y no tempestades</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Profundo estanque esmeralda</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Que refleja mi rostro</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Y tú, mi fuego, llamas de miel</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Rodillas de niño y escasas caderas,</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Huesos arqueados al sol</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Ternura desnuda, solitaria ángel de luz</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Y tú, dientes de cal, delgados labios</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Índice apuntando al infinito, </span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Solitario ángel de luz.</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Mar de silencio y no tempestades</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Porque tu perfil no agoniza, </span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Cuando con estas palabras, </span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Que te reconocen y forman</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Te aparezco y me apropio<br />De tu imagen holográfica.</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Mar de silencio y no tempestades, </span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Que no eres princesa, ni pequeña niña pequeña</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Ni loca muchacha como los pájaros, no.</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Ya no eres viejos nombres.</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Entonces eres escamas, pez tornasol,</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Nostalgia de barcos de roncas sirenas</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Que no eres lagos que parecen mar</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Que no eres números, ni palomas, ni monedas</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Que no eres moneda de cambio</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Ni arrancas de extraños seres</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />En las abarrotadas tardes de escaleras</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Eres entonces un filo de navaja</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Pegado a mi piel</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />La aparecida</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />La que asusta al viajero de noche</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Y que hacer balar alas ovejas</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Nerviosas de frío</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Eres entonces látigo de metal </span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Chasqueando en algún punto de este aire</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Equidistante del suelo y del cielo</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Eres entonces alguna constelación</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Entre nubes negras y rápidas, más rápidas</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Que el incesante ondular de ramas y de hojas</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Eres nueva, como ropa recién lavada</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Y sorprendes como un carrusel</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Que gira en la estratosfera</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Hecho de pequeños caballitos rojos </span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Y astronautas</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Eres entonces, acaso </span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Una vida arcaica recorrida</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />La mirada de un niño mojado</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Que atraviesa los cristales</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />De una casa torcida hacia sí misma</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Y ahora que me has visto y escuchado</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />¿Te reconoces?</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />¿Te das cuenta que te observo hace décadas</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Paseando por el jardín del mundo?</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />¿Te reconoces?</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />¿Te das cuenta que hago hablar al tiempo</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Y recorro sigiloso tus días anteriores?</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Mar de silencios y no tempestades</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Palabras tenues como soplido</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />De un viento inexistente</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Pero no temas</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Tú sabes, lo sabes hace mucho</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Que ahora te toca comenzar</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Y que ese lejano mañana</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Que aún no llega<br />Vendrá contigo</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Reconociendo los siglos que pasamos</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Cuando antes de toda guerra</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Éramos en el perfumado</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Y florido jardín de nuestro Padre</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Compañeros y amantes.</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal"><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><br /></span><b><span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p></span></span></b></p><p class="MsoNormal"><b><span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p>VOLVER A MANCHUFELA</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p></span></span></b></p><p class="MsoNormal"><span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p>Mirando la noche y al mar</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />En un banco de una plaza nueva.</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Noche en Punta de Tralca</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Mirando la noche que se esconde en la pupila</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />La noche que no se deja ver.</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />La noche que esconde los contornos</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />De las cosas</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Que esconde el detalle de las cosas</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Y descubre los detalles de la gente</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Que nos muestra enteros.</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Caminar hacia arriba</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Por la subida gradual</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Las señoras viejas que saludan</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />En la noche enorme</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />De tu mirada en la mía</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />De mis ojos en tus ojos</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />De asombro</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Asombro en </span><i><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">tus ojos de ayer</span></i><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">.</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Viento frío</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />En Punta de Tralca,</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Mirando la noche</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Mirándonos a cada uno en el otro</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Mirándonos sólo como uno</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />En un banco de la plaza nueva<br />Frente al mar</span><span style="font-weight: bold;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">.</span></span></span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><br /></span><b><span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p></span></span></b></p><p class="MsoNormal"><b><span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">EL MAR DE CHILE 2</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p></span></span></b></p><p class="MsoNormal"><span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p>El mar de Chile</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Está lleno de huiros</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Lleno de manchones amarillos de sal entre</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />La espuma blanquísima</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Cuando explotan las olas</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Sobre las rocas redondas y estallan como pólvora</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />El mar de Chile tiembla de día y de noche</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Suena a derrumbe continuo</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Lleno de cochayuyos pegados a las rocas</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Como serpientes marinas retorciéndose</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Como serpientes retorciéndose en la cabeza de</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />La medusa</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />El mar, el mar el mar de Chile</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Esmeralda en el día y negro como un</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Subterráneo anti nuclear</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />De noche</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />El mar</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Que trae un suave olor a musgo</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />En su movimiento perpetuo</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />El mar revuelto que me hizo mirar sólo mirar</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Que me invitó a sentir tu fragilidad</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />El mar de Chile que te trajo de vuelta</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Como devuelve intempestivo</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Los restos de los barcos</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Que han naufragado</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />En su cuerpo.</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p></span></span></p><span style="font-weight: bold;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><br /></span></span><b><span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">TARDE EN EL QUISCO</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p></span></span></b><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"> </span><p class="MsoNormal"><span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">Un lunes cualquiera</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />A una hora indeterminada,</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Lolita me regaló el mar de Chile,</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Lo miré en silencio desde las rocas multiformes,</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Grandes olas esmeralda</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Cayendo como crema batida sobre la playa.</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />El rumor permanente de un mar tempestuoso,</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />La gaviota sola con un pez en el pico,</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />El castillo de lobos que han emigrado tranquilos.</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Dos mujeres jugueteando semidesnudas bajo el cielo</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Del Quisco.</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Un hombre que se despide de una patria</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Quebrada como un espejo roto,</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Un Lunes cualquiera, a una hora indeterminada,</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Grandes olas esmeralda cayendo y cayendo</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Como crema batida sobre la playa.</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p></span></span></p><p class="MsoNormal"><b><span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />NEPTUNO Y </span><st1:personname st="on" productid="la Mar"><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">LA MAR</span></st1:personname><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p></span></span></b></p><p class="MsoNormal"><span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p>En tanto, haciendo las paces con el todo</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />El espeso verde</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Se revuelve en la onda fosa</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />En la hidrografía continental</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />De su espesura</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Bombea su furia</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />De tritones y</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Sirenas</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Y el rey, el monarca total</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Del húmedo territorio</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Neptuno en su tridente</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Rabioso y ciego</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Da vuelta sobre sí mismo</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Dibujando remolinos</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />En su brava negrura</span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><o:p></o:p><br />Y diapasón.</span></span></p><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><br /></span><p class="MsoNormal"><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';"><br /></span></p><p class="MsoNormal"><span style="font-weight: bold;"><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">Fesal Chain: </span></span><span class="Apple-style-span" style="font-family:'trebuchet ms';">Ver referencia en la sección Marinero Editor de este blog.</span><br /><span style="font-family:Arial;"><o:p></o:p></span></p></div></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2903451525177196702.post-42492600662178603912008-08-30T17:21:00.000-07:002008-08-30T17:30:30.645-07:00La costa de los poetas chilenos (1)<p class="MsoNormal">Rafael Gumucio<br /></p><p class="MsoNormal">22/09/2007<o:p></o:p></p> <br /><div style="text-align: justify;">Nadie sabe muy bien por qué, pero en Chile los poetas suelen buscar una playa y retirarse a ella. El retiro es, por cierto, cualquier cosa menos total. La playa más cercana a Santiago, la capital, queda a sólo 110 kilómetros de la ciudad. Tres de las más importantes voces de la poesía chilena, Vicente Huidobro, Pablo Neruda y Nicanor Parra, han buscado justamente refugio en esa costa cercana (Gonzalo Rojas, en cambio, se ha internado en el lejano Chillán). De alguna forma, ese refugio cercano y lejano a la vez les ha permitido a los poetas quedarse en la capital e irse al mismo tiempo, mirar por una ventana la grandiosidad del Pacífico, y por otra, las rencillas, peleas y glorias pasajeras de Santiago.<o:p></o:p> </div><p style="text-align: justify;" class="MsoNormal"><o:p></o:p>La costa de los poetas alguna vez se hizo llamar la costa azul. Una serie de balnearios encopetados que querían parecer Deauville o la Concha de San Sebastián se instalaron entre las rocas y las dunas a principios del siglo pasado. La carretera y los túneles que progresivamente unieron estas localidades cada vez más con Santiago convirtieron El Quisco, Cartagena y Algarrobo en centros de vacaciones populares. Hoy, entre los eucaliptos y los bosques de oscuros pinos surgen toda suerte de pensiones, hoteles, cabañas y rutas para boy scouts. La costa de los poetas es ruidosa, viva, llena de contrastes. Campos de golf en Las Brisas, carruseles y circos en El Quisco, desnudos acantilados en Tunquén y funcionarios jubilados en Algarrobo (en donde los ex presidentes Allende y Frei tenían casas vecinas). Cuando el verano se retira, la costa de los poetas vuelve a soñarse señorial, decadente, salvaje, amable y crepuscular.<o:p></o:p></p><div style="text-align: justify;"> </div><p style="text-align: justify;" class="MsoNormal"><o:p></o:p><b style="">Epitafio en el mar<o:p></o:p></b></p><div style="text-align: justify;"> </div><p style="text-align: justify;" class="MsoNormal"><o:p></o:p>Asombrosamente, o quizá no tanto, los lugares en que vivieron nuestros tres poetas se parecen de algún modo a su poesía. Huidobro, el gran señor de la poesía chilena, el amigo de Apollinaire, el propagador de todas las vanguardias, se retiró a Cartagena después de haber recibido dos heridas de bala como corresponsal de guerra en la II Guerra Mundial. Su residencia, un caserón de campo que se supone que servía de casa patronal para el fundo que el padre del poeta fue loteando de a poco, sobrevuela el balneario de Cartagena desde un cerro. En su tumba dejó el creador del creacionismo escrito: "Aquí yace Vicente Huidobro. Abrid la tumba, al fondo de ella se ve el mar". La invitación del epitafio era demasiado tentadora, y varias veces los desconocidos de siempre han destrozado la lápida buscando el mar en el fondo del agujero.<o:p></o:p></p><div style="text-align: justify;"> </div><p style="text-align: justify;" class="MsoNormal"><o:p></o:p>Esa tumba con vista al mar mira también a una ciudad que como ninguna otra representa en sus calles el encanto ligeramente pasado de moda que baña la voluntariosa poesía de Vicente Huidobro. Vivió el balneario la misma transformación que la vida del poeta. A principios del siglo XX, Cartagena fue el balneario elegante por excelencia; después, la modernidad que tanto enamoró a Huidobro la convirtió en el balneario popular más famoso. Pasó de ser sobrio, exclusivo y desvitalizado a ser bullicioso, demencial, abierto y vivo. La playa grande se llena en verano de carpas hechas de restos de plástico. Su señorial paseo marítimo es el hogar privilegiado de la fritura, el reggaetón y las botellas de plástico y pitos de marihuana.<o:p></o:p></p><div style="text-align: justify;"> </div><p style="text-align: justify;" class="MsoNormal"><o:p></o:p>En invierno, Cartagena queda casi desierta: sus pensiones vuelven a ser palacios en ruinas, sus calles vuelven a mirar, no a la multitud bullente que devora todo lo que encuentra en la caleta de San Pedro, sino al mar, que llega manso y frío a la playa de arena morena. Escritores como Poli Delano y el desaparecido Adolfo Couve han escrito y vivido ahí. De tarde en tarde, un equipo de cine viene a captar este Valparaíso en miniatura y sus asombrosos atardeceres.<o:p></o:p></p><div style="text-align: justify;"> </div><p style="text-align: justify;" class="MsoNormal"><o:p></o:p>No es un azar, en cambio, que Isla Negra se parezca a la poesía de Neruda. El balneario fue creado enteramente por el poeta. Cuando, cansado de errar por el mundo, decidió imitar a su amigo y enemigo Vicente Huidobro y vivir con vista al mar, el pueblo no era más que una calle. Vivían y viven aún, en esta isla que no está separada del continente por ningún mar, sólo unas tejedoras de arpilleras. Neruda y un par de amigos decidieron conservar, e incluso acentuar, el carácter silvestre del pueblo. Pinos entre los que el viento silba, rocas oscuras que se aventuran al agua, casas que se pierden en el bosque, y bosques que se internan en las casas. Todavía hoy no se han instalado, por voluntad expresa de los vecinos, faroles ni luces en las calles de tierra. Hasta el hotel principal del lugar, la hostería de Isla Negra, conserva ese encanto rústico, de un mundo recién creado, tal vez ayer por la mañana. Por desgracia, la industria nerudiana -sus pescados de piedras, sus bajorrelieves de cobre y frases hechas- ha invadido el pueblo. La propia casa de Neruda -una cabaña que fue agrandando con diversos pabellones, alas, locomotoras, mascarones de proa, conchas de caracol- es ahora un museo que rinde culto a la irreprimible necesidad del poeta de seguir de adulto acumulando juguetes y talismanes. Durante décadas residía también en Isla Negra Nicanor Parra. En broma decía que no le importaba ser el mejor poeta de Chile, con tal de que fuera el mejor poeta de Isla Negra. Luego de la muerte de Neruda, Parra se trasladó unos kilómetros más al sur, al discreto y misterioso balneario de Las Cruces. Un cruce perfecto entre la señorial Cartagena de Huidobro y la rural y selvática Isla Negra de Neruda, Las Cruces posee una pequeña playa rodeada de mansiones, algunas de ellas carcomidas por las termitas, y casas de madera más sencillas. Más allá, las rocas al borde están habitadas por pelícanos y lobos marinos. La casa de un estudiante eterno.<o:p></o:p></p><div style="text-align: justify;"> </div><p style="text-align: justify;" class="MsoNormal"><o:p></o:p>La casa de Parra es como toda su obra, un proyecto en eterna construcción. Una torre que era su lugar para escribir se quemó, y a sus 94 años, el poeta piensa reconstruirla. De este mismo incendio se salvó una casa de madera, modesta pero cómoda, llena de colecciones -como las de Neruda-. Esta colección no era de objetos bellos o poéticos, sino de fotos con leyendas que la deforman, máquinas de escribir difuntas, bandejas de pasteles sobre las que Parra todavía escribe sus lúcidos decretos antipoéticos. Una casa que parece la de un estudiante eterno, que recopila pruebas contra la poesía y sus abusos de lenguaje.<o:p></o:p></p><div style="text-align: justify;"> </div><p style="text-align: justify;" class="MsoNormal"><o:p></o:p>Y por el ventanal abierto, una vista privilegiada a la bahía y al mar, que indiferente a los versos y declaraciones de los tres poetas que lo habitaron, ataca las rocas y las convierte en arena.</p><br /><p style="text-align: justify;" class="MsoNormal"><br /></p><p style="text-align: justify;" class="MsoNormal">(1) Artículo del Diario El País de España<br /></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2903451525177196702.post-48340727496407408642008-08-30T17:02:00.000-07:002008-08-30T17:32:05.266-07:00El mar de los poetas (1)<p class="MsoNormal"><span style=";font-family:";" >Georges-Michel Darricades</span></p><p class="MsoNormal">14-3-2008<br /><span style=";font-family:";" ><span style=""> </span><span style=""> </span><o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal"><span style=";font-family:";" ><o:p> </o:p></span></p> <p class="MsoNormal"><span style=";font-family:";" >… Las olas<o:p></o:p><br />corren, corren sin cesar<o:p></o:p><br />como si algo persiguieran,<o:p></o:p><br />sin alcanzarlo jamás<span style=""> </span><o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal"><span style=";font-family:";" ><o:p></o:p>Manuel Magallanes Moure<o:p></o:p></span></p> <p class="MsoNormal"><span style=";font-family:";" ><o:p> </o:p></span></p> <p style="text-align: justify;" class="MsoNormal"><span style=";font-family:";" >“Y él, que es la misma luz,/ se reconoce culpable de la noche./ Sin embargo, al final, en el ocaso,/ al otro lado de su muerte roja,/ tiende su mano herida y acaricia/ con última piedad al cielo inmóvil.”, Así se refiere nuestro poeta surrealista Braulio Arenas al crepúsculo<span style=""> </span>que avizora desde el cementerio marino del<span style=""> </span>villorrio de El Totoral<span style=""> </span>que da inicio al mar de los poetas.<o:p></o:p></span></p><div style="text-align: justify;"> </div><p style="text-align: justify;" class="MsoNormal"><span style=";font-family:";" ><o:p></o:p>La ruta costera que va desde El Quisco a Cartagena inunda todos nuestros sentidos de brisas marinas y la palabra se hace poesía de inmenso mar bravío. Adentrándonos a la Isla todo se respira Neruda, más adelante nos encontramos con Jonás, (Jaime Gómez Roger) el poeta de El Tabo y con Parra desde la torre-mirador de Las Cruces, para llegar después a la casa solitaria de Adolfo Couve en Cartagena donde más allá de la tierra en el fondo del mar nos abrazamos con Huidobro.<o:p></o:p></span></p><div style="text-align: justify;"> </div><p style="text-align: justify;" class="MsoNormal"><span style=";font-family:";" ><o:p></o:p>En la Isla siempre está Sergio, nuestro orfebre en la plaza del poeta, entre los pinos, junto a Jorge el cantor de la poesía y las leyendas del litoral. Junto a ellos no dejamos de escuchar el rumor lejano del dueño de casa: “Aquí en la isla/ el mar/ y cuánto mar/ se sale de sí mismo/ a cada rato,” y más adelante: “Padre mar, ya sabemos/ como te llamas, todas/ las gaviotas se reparten/ tu nombre en las arenas.”, para terminar, cuando los hombres hallamos solucionado todos los problemas: “Todo lo arreglaremos/ poco a poco:/ te obligaremos,/ mar,/ te obligaremos, tierra,/ a hacer milagros,/ porque en nosotros mismos,/ en la lucha,/ está el pez, está el pan,/ está el milagro.”<o:p></o:p></span></p><div style="text-align: justify;"> </div><p style="text-align: justify;" class="MsoNormal"><span style=";font-family:";" ><o:p></o:p>Y llegamos al mar indómito de El Tabo, donde está Jonás “entre el silencio y la lluvia”, y su revista Alta Marea con la fuerza de las olas, y su casa, su hogar que palpita como las algas. Un día a la vuelta del camino, casi a última hora me hizo un regalo, me dio un consejo: “Se llamó Federico./ Hoy viene a visitarme./ Me da consejos sanos:/ Sangre que busca por mil caminos muertos...”<o:p></o:p></span></p><div style="text-align: justify;"> </div><p style="text-align: justify;" class="MsoNormal"><span style=";font-family:";" ><o:p></o:p>Más al sur, Las Cruces, y Parra. Se canta al mar: “Cuando mi padre me cogió de un brazo/ Y volviendo los ojos a la blanca/ Libre y eterna espuma que a lo lejos/ Hacia un país sin nombre navegaba, como quien reza una oración me dijo/ Con voz que tengo en el oído intacta: “Este es, muchacho el mar,/ El mar que baña de cristal la patria.”<o:p></o:p></span></p><div style="text-align: justify;"> </div><p style="text-align: justify;" class="MsoNormal"><span style=";font-family:";" ><o:p></o:p>“Abajo, a distancia, el mar, Cartagena”, decía Couve en las primeras líneas de su obra póstuma y la obsesión de torcer por otros rumbos el final de La Comedia del Arte. ¿Tú crees que no es difícil para mi estar aquí solo?. A veces también hay miedo y no escuchas el mar, decía en una de sus últimas conversaciones, él un narrador que sin embargo estuvo por alcanzar la perfección del lenguaje que lo llevó a rozar que es mejor que tocar, tal como decía, la poesía.<o:p></o:p></span></p><p style="text-align: justify;" class="MsoNormal"><span style=";font-family:";" ><o:p></o:p>Y siempre en la más que centenaria Cartagena, el rumor de las olas se escucha en la tumba de Vicente Huidobro: “Abrid esta tumba: al fondo de esta tumba se ve el mar.”<o:p></o:p></span></p><div style="text-align: justify;"> </div><p style="text-align: justify;" class="MsoNormal"><span style=";font-family:";" ><o:p></o:p>En esta tierra que el amó para siempre el poeta construyó su magistral Monumento al mar: “He aquí el mar/ El mar donde viene a estrellarse el olor de las ciudades/ Con su regazo lleno de barcas y peces y otras cosas alegres.”<o:p></o:p></span></p><div style="text-align: justify;"> </div><p style="text-align: justify;" class="MsoNormal"><span style=";font-family:";" >Lo increpa: “Hazte hombre te digo como yo a veces me hago mar.”<o:p></o:p></span></p><div style="text-align: justify;"> </div><p style="text-align: justify;" class="MsoNormal"><span style=";font-family:";" >Y al final, melancólico y como un presagio: “De una ola a la otra hay el tiempo de la vida/ De sus olas a mis ojos la distancia de la muerte.”<o:p></o:p></span></p><div style="text-align: justify;"> </div><p style="text-align: justify;" class="MsoNormal"><span style=";font-family:";" ><o:p></o:p>En nuestra casa de El Quisco en invierno junto al fuego que consume los troncos<span style=""> </span>en la chimenea, miramos las llamas que jamás se repiten en su forma y crepitar, al igual que las olas del mar poético que sentimos cantar incesante.<o:p></o:p></span></p><div style="text-align: justify;"> </div><p style="text-align: justify;" class="MsoNormal"><span style=";font-family:";" ><o:p></o:p>------------<o:p></o:p></span></p><div style="text-align: justify;"> </div><p style="text-align: justify;" class="MsoNormal"><span style=";font-family:";" ><o:p></o:p>Manuel Magallanes Moure: Jamás, en La casa junto al mar.<o:p></o:p><br />Braulio Arenas: Pequeña meditación al atardecer en un cementerio junto al mar.<o:p></o:p><br />Pablo Neruda: Oda al mar, en Odas elementales.<o:p></o:p><br />Jaime Gómez Rogers, “Jonás”: Diccionario Cabal, Entre el silencio y la lluvia.<o:p></o:p><br />Nicanor Parra: Se canta al mar.<o:p></o:p><br />Vicente Huidobro: Monumento al mar.<o:p></o:p><br />Adolfo Couve: Referencia a La Comedia del Arte, Cuando pienso en mi falta de cabeza.</span></p><div style="text-align: justify;"><br /></div><p style="text-align: justify;" class="MsoNormal"><br /></p><div style="text-align: justify;"><br /></div><p class="MsoNormal"><br /></p><p class="MsoNormal">(1) Artículo del sitio web de AVANCE Centro de Estudios Sociales<br /><span style=";font-family:";" > <o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span style=";font-family:";" ><o:p></o:p></span></p>Unknownnoreply@blogger.com0