Es como si hubiese querido ser un poeta solamente del mar y que dada su energía y creatividad cuasi infinita, no le haya quedado otra que hablar y escribir sobre todo lo demás. Posiblemente no sea esto novedoso, en el sentido que Neruda hasta el hartazgo, ocupa la playa y el puerto y el agua completa del océano e incluso de las vertienetes de los cerros, desde sus casas construidas y habitadas por él mismo y colmadas de objetos marineros, que hoy le trascienden en el imaginario popular, incluso más alla de su propia poesía.
Sin embargo a lo que me refiero, no es a la mera convivencia del poeta con el mar. Lo que me di cuenta de él en esta relectura, es que Neruda, nacido en Parral y crecido en la Araucanía, llegó a la poesía para declarar el sitial fundante del mar en la creación total del universo y de la palabra, y que realmente él mismo era un ser del mar, como podría ser un pez tornasol o un gran cetáceo, y que moviendo sus dedos y uñas como las aletas y escamas que fueron, ocupó la la tierra, caminó por este pequeño país, para demostrar como lo ha hecho la tradición milenaria de la Torá y del Sabath, que fuimos peces y no meramente monos, y que somos hoy mamiferos marítimos, perdidos en el mundo terrestre como ágatas pulidas y tiradas en un plato de cualquier mesa de centro, de una casa abandonada en el desierto.
LA ESTRELLA
Jardín de Invierno, Losada, 1974
Bueno, ya no volví, ya no padezco
de no volver, se decidió la arena
y como parte de ola y de pasaje
sílaba de la sal, piojo del agua,
yo, soberano, esclavo de la costa
me sometí, me encadené a mi roca.
No hay albedrío para los que somos
fragmento del asombro,
no hay salida para este volver
a uno mismo, a la piedra de uno mismo,
eso soy.
MARTA, LA PRIMERA DE TODAS
A Don Neftalí y en su nombre
a todos los compañeros de la Exequiel
Era profesora
Marta era su nombre,
yo tenía 10 años
y nunca supe de su historia
hasta que llegué a esa pequeña célula
de la vieja población obrera.
Ese era su nombre
y bajo Marta Ugarte nos juntábamos
a luchar, a organizar
con los viejos y queridos compañeros,
de esos días siempre me acuerdo
de la tarde de verano de mi juramento
los sandwich de jamonada
entre las máquinas de coser
y las pausadas palabras de Don Neftalí.
Bajo el nombre de Marta Ugarte
nos juntábamos
te repito, era profesora
y fue la primera y la única
que el mar
el triste mar de esos días aciagos
el negro mar de esas noches tristes
devolvió a sus costas.
Mar justiciero y bonachón
Mar del lado de los pobres
y de los valientes de siempre.
Marta, nuestra profesora
la misma que nos enseño las tablas
o a lavarnos las manos
o a leer a Oscar Castro
en los libros de la escuela,
¿Te acuerdas?
Marta la primera
la única devuelta
por nuestro mar
a favor de los humanos.
Fue encontrada semidesnuda
y dentro de un saco
amarrado a su cuello
con un alambre.
Ese mar que ahora
tranquilo nos baña
la devolvió lejos de su casa
allá en Los Molles
en la playa la Ballena.
Marta Ugarte,
la conocí por la Exequiel
cuando bajo su nombre nos juntábamos
a luchar, a organizar, a soñar nuevamente
con los viejos y queridos compañeros.
EL MAR DE CHILE 1
Cuando voy al mar de Chile
Al hermano mayor
Que cubre los largos e interminables
E infinitos kilómetros de Chile
Y veo sus olas revueltas y el frío
Temblando en las piernas
De las mujeres de los pescadores
Y las gaviotas y los lobos
Pienso en el hermoso y duro Marinetti
En el futurista que cantó al automóvil
Y a la fuerza
¡Oh grande, rebelde y feroz mar!
Mar vengador,
Mar como hule incoloro
¡Anda! ¡Salta!
Salta con salto elástico
Hasta las nubes, hasta el cenit.
Y cuando veo trémulo y distante
Las algas verde ámbar
Y las ágatas redondas chocando
Y los gritos del elefante
Con su vaho volando
Por los kilómetros interminables
De la patria
Pienso en el hermoso y duro Marinetti
En el futurista que cantó al automóvil
Y a la velocidad del rapto
De las masas sin miedo
¡...Y luego botar y rebotar, sin cansarte
Como una enorme bola!
¡Inundar orillas, puertos, muelles, agachados
Como búfalos bajo sus retorcidos cuernos
De humo!
Cuando voy al mar de Chile
Al hermano mayor
Que cubre los largos e interminables
E infinitos kilómetros de Chile
Y veo sus olas revueltas y el frío
Temblando en las piernas
De las mujeres de los pescadores
Y las gaviotas y los lobos
Pienso y pienso y pienso
En el hermoso y duro Marinetti
Que cantó a la muchedumbre
Carismática
Embelesada por su propia marcha
Firme sobre la tierra negra
Aplasta, oh mar, las ciudades
con sus corredores de catacumbas
Y aplasta eternamente a los viles,
A los idiotas (…) y siega, siega
De un solo golpe las espaldas
Inclinadas de tu cosecha.
Cuando corro por la arena
Como un desvariado
Y monumental gigante
De alas blancas
Cuando miro la roca que estalla
Sobre mi mar de Chile
Cuando miro a los pescadores
Que vuelven de la jornada
Popular y hambrienta
Del pescado barato y mal mirado
Pienso, busco, pienso y busco
A Marinetti
Cuando gritaba frenético
Como yo quisiera hacerlo:
¡Oh mar
Mar de Chile, mar tempestuoso
Y vengador ¡
Oh mar de Chile mío
De mi Patria herida y degollada,
Haz machucar los pozos
De los millonarios,
Tocándolos como tambores!
Y luego, sentado sobre su arena
Me deleito en soledad,
Como un niño
Que juguetea con su rifle
Y una granada de mano.
MAR DE SILENCIO
Profundo estanque esmeralda
Que refleja mi rostro
Y tú, mi fuego, llamas de miel
Rodillas de niño y escasas caderas,
Huesos arqueados al sol
Ternura desnuda, solitaria ángel de luz
Y tú, dientes de cal, delgados labios
Índice apuntando al infinito,
Solitario ángel de luz.
Mar de silencio y no tempestades
Porque tu perfil no agoniza,
Cuando con estas palabras,
Que te reconocen y forman
Te aparezco y me apropio
De tu imagen holográfica.
Mar de silencio y no tempestades,
Que no eres princesa, ni pequeña niña pequeña
Ni loca muchacha como los pájaros, no.
Ya no eres viejos nombres.
Entonces eres escamas, pez tornasol,
Nostalgia de barcos de roncas sirenas
Que no eres lagos que parecen mar
Que no eres números, ni palomas, ni monedas
Que no eres moneda de cambio
Ni arrancas de extraños seres
En las abarrotadas tardes de escaleras
Eres entonces un filo de navaja
Pegado a mi piel
La aparecida
La que asusta al viajero de noche
Y que hacer balar alas ovejas
Nerviosas de frío
Eres entonces látigo de metal
Chasqueando en algún punto de este aire
Equidistante del suelo y del cielo
Eres entonces alguna constelación
Entre nubes negras y rápidas, más rápidas
Que el incesante ondular de ramas y de hojas
Eres nueva, como ropa recién lavada
Y sorprendes como un carrusel
Que gira en la estratosfera
Hecho de pequeños caballitos rojos
Y astronautas
Eres entonces, acaso
Una vida arcaica recorrida
La mirada de un niño mojado
Que atraviesa los cristales
De una casa torcida hacia sí misma
Y ahora que me has visto y escuchado
¿Te reconoces?
¿Te das cuenta que te observo hace décadas
Paseando por el jardín del mundo?
¿Te reconoces?
¿Te das cuenta que hago hablar al tiempo
Y recorro sigiloso tus días anteriores?
Mar de silencios y no tempestades
Palabras tenues como soplido
De un viento inexistente
Pero no temas
Tú sabes, lo sabes hace mucho
Que ahora te toca comenzar
Y que ese lejano mañana
Que aún no llega
Vendrá contigo
Reconociendo los siglos que pasamos
Cuando antes de toda guerra
Éramos en el perfumado
Y florido jardín de nuestro Padre
Compañeros y amantes.
En un banco de una plaza nueva.
Noche en Punta de Tralca
Mirando la noche que se esconde en la pupila
La noche que no se deja ver.
La noche que esconde los contornos
De las cosas
Que esconde el detalle de las cosas
Y descubre los detalles de la gente
Que nos muestra enteros.
Caminar hacia arriba
Por la subida gradual
Las señoras viejas que saludan
En la noche enorme
De tu mirada en la mía
De mis ojos en tus ojos
De asombro
Asombro en tus ojos de ayer.
Viento frío
En Punta de Tralca,
Mirando la noche
Mirándonos a cada uno en el otro
Mirándonos sólo como uno
En un banco de la plaza nueva
Frente al mar.
EL MAR DE CHILE 2
Está lleno de huiros
Lleno de manchones amarillos de sal entre
La espuma blanquísima
Cuando explotan las olas
Sobre las rocas redondas y estallan como pólvora
El mar de Chile tiembla de día y de noche
Suena a derrumbe continuo
Lleno de cochayuyos pegados a las rocas
Como serpientes marinas retorciéndose
Como serpientes retorciéndose en la cabeza de
La medusa
El mar, el mar el mar de Chile
Esmeralda en el día y negro como un
Subterráneo anti nuclear
De noche
El mar
Que trae un suave olor a musgo
En su movimiento perpetuo
El mar revuelto que me hizo mirar sólo mirar
Que me invitó a sentir tu fragilidad
El mar de Chile que te trajo de vuelta
Como devuelve intempestivo
Los restos de los barcos
Que han naufragado
En su cuerpo.
TARDE EN EL QUISCO
Un lunes cualquiera
A una hora indeterminada,
Lolita me regaló el mar de Chile,
Lo miré en silencio desde las rocas multiformes,
Grandes olas esmeralda
Cayendo como crema batida sobre la playa.
El rumor permanente de un mar tempestuoso,
La gaviota sola con un pez en el pico,
El castillo de lobos que han emigrado tranquilos.
Dos mujeres jugueteando semidesnudas bajo el cielo
Del Quisco.
Un hombre que se despide de una patria
Quebrada como un espejo roto,
Un Lunes cualquiera, a una hora indeterminada,
Grandes olas esmeralda cayendo y cayendo
Como crema batida sobre la playa.
NEPTUNO Y
El espeso verde
Se revuelve en la onda fosa
En la hidrografía continental
De su espesura
Bombea su furia
De tritones y
Sirenas
Y el rey, el monarca total
Del húmedo territorio
Neptuno en su tridente
Rabioso y ciego
Da vuelta sobre sí mismo
Dibujando remolinos
En su brava negrura
Y diapasón.
Fesal Chain: Ver referencia en la sección Marinero Editor de este blog.
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